Creemos que las demandas sociales no se pueden desarrollar en este
proceso político de manera unilateral, porque se dispersarían las
fuerzas populares y se perderían los objetivos políticos generales.
Tenemos que trabajar para favorecer el modelo del movimiento de los
movimientos, es decir, la creación de una gran red del Poder Popular que
integre las demandas de las mayorías, y consolide diversos espacios
-físicos y virtuales- para el intercambio de información, para la
discusión y la toma de decisiones en común.
Las tareas de
cogestión deben ser asumidas como una gran secuencia histórica, en la
que debemos interactuar permanentemente todos los actores sociales del
proceso. Aún existen muchos obstáculos y desafíos por superar, como la
pesada herencia burocrática de la IV República, pero sólo marchando
juntos, con tareas políticas comunes y metas compartidas, podremos
alcanzar en la práctica un desarrollo social, real y sostenible. La
construcción de una gran red del Poder Popular es el primer paso en este
proceso.
Desde el lugar en que nos movemos y con los
compañeros que trabajamos, hemos venido desarrollando una concepción
revolucionaria del trabajo en Red, que intenta no sólo articular y
potenciar las distintas fuerzas sociales y populares del país, sino que
además busca manejar visiones flexibles, dinámicas y democráticas,
acordes con los desafíos del socialismo del siglo XXI que estamos
construyendo.
El tema de fondo de la construcción de un gran
movimiento del Poder Popular radica en la definición de las unidades de
acción. Quiénes son sus actores, qué los identifica y en qué lugar o
territorio actúan. En otras palabras, qué define a una gran Red del
Poder Popular.
Estamos convencidos de que la tecnología
comunicacional es el medio para vincular a los conglomerados sociales
que no pueden reunirse físicamente en una asamblea de ciudadanos.
También hay que subrayar las cualidades de los flujos organizacionales, y
las propiedades específicas que tienen los actores dentro del proceso
que se busca construir.
Hay que definir claramente la razón de
ser de esta gran Red del Poder Popular. Tenemos que establecer los
objetivos y las metas en un tiempo y un espacio específicos. Toda red
tiene uno o varios propósitos u objetivos, a partir de los cuales se
organiza y se estructura.
Hay que mantener una estrecha
interrelación entre los componentes y las partes de la red, bajo la
visión de un orden complejo. Es decir, tenemos que comprender que el
"valor agregado" de la relación de los componentes en Red produce una
nueva forma de organización de la materia y de la energía. En pocas
palabras, del Pueblo. Esta relación supone el principio de circularidad
inmanente. El cuerpo de esta Red del Popular produce sus propias
necesidades y motivaciones.
La participación popular activa
grandes procesos que debemos potenciar al máximo, con miras a crear
verdaderas comunidades organizadas a través de Comunas. La unión de
ciudadanos en territorios definidos (físicos y virtuales) y la unión de
comunidades bajo demandas y exigencias similares obligan a establecer
procesos fluidos de comunicación interpersonal, intercambio de
información, cooperación y toma de decisiones.
La buena
comunicación, como sabemos, es productora de comunidad. El intercambio y
la interacción entre los distintos actores sociales apuran no sólo al
uso común de lenguajes, culturas y demandas, sino que, además, en la
medida en que se fortalecen estos espacios y estos vínculos, se crean
nuevos lenguajes y nuevos propósitos políticos con carácter colectivo.
La comunicación en red garantiza la producción de lo común y propicia
formas de organización, de racionalidad y de creatividad social,
totalmente novedosas y revolucionarias.
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