Ángel Gómez.- Durante la campaña electoral del año pasado, la que llevó al
Comandante Chávez de nuevo a la presidencia en octubre, muchos encuestadores
nos advertían que sólo un evento de magnitudes catastróficas podía revertir las
tendencias que ellos observaban en la población.
Tal evento debía tener un
impacto semejante al que tuvieron los atentados de Madrid en el año 2004 y que
cambiaron las tendencias para que el PSOE con Zapatero a la cabeza se alzara
con la victoria. Nosotros vivimos ese evento catastrófico y ni siquiera nos
dimos cuenta. Nadie lo hizo, ni el pueblo, ni los encuestadores, ni nuestros
líderes, ni los estudiosos. Nadie.
Uno se pone a ver las cosas en perspectiva y entiende cómo fue que
Capriles reconoció tan rápido la victoria el 7-O. Porque se estaba preparando
para este momento. Ellos sabían no sólo de la enfermedad del presidente, sino
que estaban seguros de su muerte temprana (pensemos que al Comandante lo
mataron, no estemos creyendo en pajaritos preñados que la derecha es capaz de
eso y más) y que la solución pasaba por la realización de elecciones. Unas
elecciones normales si el presidente moría sin terminar su mandato o unas
elecciones como estas si moría sin tomar posesión del nuevo mandato o a los
pocos días de hacerlo. En todo caso, ellos confiaban en que ese evento
catastrófico tantas veces pronosticado y advertido por encuestadores y
analistas les permitiera llegar a la victoria.
Para ello fueron preparando a Capriles, presentándolo como el líder de
la oposición. Y por eso sale Capriles el día 10 de marzo anunciando su
candidatura con aquella macabra frase de “Chávez está muerto, nadie se los va a
devolver”. Esa frase no fue casual, como no lo es nada de lo que hace la
derecha. Esa frase buscaba quebrarnos, quebrar nuestra autoestima y para
decirlo figuradamente terminar de matar a Chávez para que Capriles se erigiera
como el nuevo caudillo. El tipo salió cagado y todo, pero aún así se estaba
presentando ante los venezolanos como el tipo tan arrecho que era capaz de
darle el tiro de gracia a Chávez en su propia urna. Simbólicamente no es poca
cosa: el tipo se presentaba como el que había acabado con el gigante, labor
indiscutiblemente propia de otro gigante. A juzgar por los resultados de las
elecciones no fueron pocos los que se fueron con esa jugada, se tragaron ese
anzuelo, se rindieron a la derecha.
Si a eso le agregamos que el hombre empezó a copiar y a presentarse
como el nuevo Chávez, usando los símbolos revolucionarios, la bandera, el
himno, las canciones de Alí Primera, el logo de la celebración del Bicentenario
de la Independencia, etcétera. Y por otro lado su campaña de “Maduro no es
Chávez”. En otras palabras, con todas esas jugadas el tipo se estaba
presentando como el nuevo Chávez. y lamentablemente muchos compatriotas se lo
creyeron, muchos cayeron en la trampa.
Y mientras tanto, nosotros volando papagayo, jugando metras, comiendo
mocos. COMIENDO MIERDA. Porque esa es la verdad. No sólo no nos dimos cuenta de
que el evento catastrófico tan esperado por la derecha para alzarse con el
poder era la muerte del Comandante, sino que creyendo que nos la estábamos comiendo
con nuestras “críticas propositivas y constructivas” comenzamos a torpedear la
candidatura de Maduro porque no nos gustaban Winston, porque no nos gustaba
cómo silbaba o cómo bailaba Nicolás. COMIENDO MIERDA estábamos. Y lo pongo así porque lo digo con una arrechera del
quinto coño.
Y además le hicimos el jueguito que tenían para quebrar la autoestima
del pueblo chavista y revolucionario pasando sus cuñitas por VTV. Los carajos
nos estaban rematando a Chávez en su urna y nosotros además los dejamos que
vinieran a nuestra casa a llamarnos enchufados. ¿Cuántos de nuestros humildes
no se creyeron que de verdad eran unos enchufados? ¿Cuántos no creyeron que de
verdad no se merecían lo que tenían? Los tipos nos cojieron. Sí, nos cojieron.
Afortunadamente ESTE PUEBLO ES ARRECHO, DEMASIADO ARRECHO. A pesar de
todas esas maniobras, de esa inmensa operación psicológica sin precedentes en
la historia este pueblo se sobrepuso y se alzó una vez más con la victoria,
preservando el legado de Chávez y la pervivencia de la revolución bolivariana.
Será trabajo de psicólogos sociales determinar cuánto daño nos causó la
derecha. A punto estuvieron de quitarnos lo que con tanto trabajo del
Comandante y este pueblo hemos logrado. Pero tenemos que estar a la altura. No
podemos descuidarnos ni un segundo.
Desde aquí yo convoco a politólogos, psicólogos sociales, sociólogos,
antropólogos, historiadores, trabajadores sociales, psicólogos, educadores y
todo aquél que tenga algo que aportar para que estemos alertas ante los nuevos
embates de la derecha, que vendrán estén seguros. Esta gente no se va a quedar
tranquila hasta que nos quiten lo que nosotros hemos recuperado de sus manos.
Los convoco también para levantar la autoestima de este pueblo valiente y
arrecho, a restañar las heridas que estos inescrupulosos, terroristas,
fascistas han causado en el alma de nuestro pueblo.
Pasado el susto y el trago amargo de las elecciones, yo sólo digo con
todo el orgullo y con toda la fuerza que soy capaz de contener en un solo grito
que
VIVA CHÁVEZ
VIVA VENEZUELA
VIVA ESTE PUEBLO ARRECHO
PATRIA SOCIALISTA O MUERTE
VIVIREMOS Y VENECEREMOS
VENCEREMOS
Ángel Gómez A.
angito.gomez@gmail.com
@angitogomez
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