martes, 19 de marzo de 2013

Pesadilla. (Oswaldo Martínez)

Evelyn, feliz, orgullosa, sonriente, satisfecha; regresaba a su casa en Barrio Sucre, en Barcelona en compañía de sus padres, Raùl, su hermano mayor, Evangelina, su hermana y Vicente, amigo, pretendiente, casi novio. Todos junto a ella en gesto de solidaridad y reconocimiento a su esfuerzo. Habìa recibido ese hermoso dìa su título de haber culminado el bachillerato...

No podían esperar para celebrar en familia, hacer comentarios del acto, ver algunas fotos y compartir el momento. Aprovechaban para unir la ocasiòn con la finalización de los trabajos de remodelación en su modesta casa dos días antes. Lucìa hermosa al igual que la misma Evelyn.

En medio de los acontecimientos y de la tertulia, algo pasaba por su mente interrumpiendo su concentración. Era viernes y sabìa que el lunes debería viajar a Caracas, para formalizar su inscripción en la UNEFA, para comenzar sus nuevos estudios en el área de Sistemas. Tambièn debería acudir y ocupar la nueva Residencia estudiantil asignada por el Estado en el centro de Caracas. Deberìa acostumbrarse a realizar sola estos viajes que serìan frecuentes. Conocìa la gran ciudad solo de paseo al ir con sus padres a sus 12 años. Ahora tenía veinte.

El lunes muy temprano acompañada de Evangelina, de 31 años, casada con Fernando, capitán del ejército y madre de Andresito , de 3 años, llegaron al terminal de buses expresos. Llegado el momento se despidieron y Evelyn abordò el expreso. Durante el viaje se entretuvo pensando en la dinámica del Paìs y en especial Caracas. Era época de elecciones. El Presidente Chavez había fallecido y trasladado su cuerpo al Museo Militar de La Planicie en la parroquia 23 de Enero. Se sentía obligada a visitarlo y rendirle honor a quien consideraba como su segundo padre y protector. No podía fallarle.

Temerosa por el gentìo y el tràfico propios de esta ciudad logró realizar su primer objetivo con éxito. Comenzarìa en un mes a asistir a La UNEFA. Se sentía agradada. Sus inmensos e inquietos ojos negros, giraban con gran vivacidad observando la ciudad. Su sonrisa de ensueño, su hermoso color acanelado, su largo y sedoso cabello negro hacían que sus movimientos fuesen seguros y perfectos. Deberìa dirigirse a las Residencias. El tràfico pesado y ruidoso, hacìa avanzar lentamente los vehículos en frente de ella. En forma imprudente tratò de cruzar la calle pasando delante de un autobús detenido frente a ella y lo hizo. Al avanzar sintió un fuerte impacto en su cuerpo y se sintió despedida por los aires y experimentò una extraña sensación en su cabeza. Todo en un segundo. Y no supo màs.

Un repentino sobresalto en todo su cuerpo le impulsò a abrir sus ojos. Reconociò de inmediato un techo muy blanco, percibió luz blanca y comprendiò que estaba acostada. A su alrededor equipos médicos y la presencia de alguien màs. Una enfermera de espaldas a ella hacìa algo sobre una pequeña mesa. Supo que estaba hospitalizada. Otras dos mujeres acostadas en camillas, compartìan con ella ese pequeño cuarto. Emitiò un gemido que hizo voltearse a la enfermera con cara de gran asombro. Se acercò y dijo: “ mija, despertaste, que milagro” y comenzó a hablar de muchas cosas, “ que me pasò, le preguntò”. La enfermera comenzó el relato de que fuè atropellada por una moto ocasionàndole una conmoción que la había mantenido insconciente por màs de cuatro meses. Se disculpò y dijo que llamarìa de inmediato a los médicos asignados a su caso. Dos médicos llegaron, hablaron largo rato con ella, la auscultaron, sentaron, pararon y le pidieron caminar. Luego para su sorpresa, le indicaron que debería salir de alta esa misma tarde ya que necesitaban con urgencia la cama. Uno de ellos le anotò su celular para emergencia y se despidieron. La enfermera regresò con su bolso donde estaba todo, incluso dinero en efectivo que traìa en èl. Otra enfermera le trajo los jeans y resto de su ropa asì como la orden de salida del Hospital.

Al salir a los pasillos todo era un desorden, heridos que trasladaban en camillas y sillas de ruedas, quejas, gritos, sangre en los pisos y màs. Le permitieron una llamada y de inmediato se comunicò con Ana Marìa, su madre. Luego de la mayor sorpresa y llantos, la puso al tanto de su padre y su hermano Raùl que la buscaron sin éxito por dos semanas y su papà Claudio se viò obligado a regresar y de su hermano no han sabido màs. La llamada fuè cortada y no pudo continuarse. Decidiò entonces salir observando en las puertas del hospital una docena de soldados, algunos muy altos y catires, otros muy negros y excesivamente armados.

En la calle las cosas eran peor. Muy pocos vehículos circulaban, algunos quemados en la calle, humo negro en las cercanías, detonación de disparos, pasajes de aviones de guerra, tanques y camiones con aquellos extraños soldados. Un desastre total. Caminò un par de horas sin rumbo y todo parecía empeorar. El reloj marcaba 5,40 de la tarde, no se veìan civiles. De la puerta de un edificio una señora le hacìa señas y le llamaba con un sishhh. Acudiò a su llamado y la señora le dijo: “ Niña, va a comenzar el toque de queda” para donde vas?. Conversaron un rato y Evelyn le contò parte de su historia, siendo invitada por Margot, nombre de la señora, al primer piso donde tenía su apartamento.

Margot, luego de oir a Evelyn, comenzó a darle detalles. Esos soldados que viste, son gringos en su mayoría, aunque también hay de otros países como España, Britànicos y otros. Venezuela ha sido invadida. El candidato opositor antes de las elecciones sufrió un atentado. Comenzaron a culparse por la autorìa ambos bandos, lo que llevò a desordenes sin precedentes en todo el país. Los muertos se contaban por cientos. Pusieron bombas en embajadas de Cuba y EEUU. Hubo muchos muertos. Los gringos exigieron la dimisiòn del gobierno y reconocieron y apoyaron a los opositores. Ante la resistencia del gobierno y el pueblo decidieron intervenir directamente, primero con bombardeos permanentes y luego desembarcaron. Todo sucedió en menos de dos meses. La lucha se incrementò y ahora los muertos son miles, de ambos lados. Ya el objetivo es someter al Paìs sin distinción de ideologías o clases. Quieren someternos y apoderarse del petróleo, caiga quien caiga. Miles de soldados y civiles entraron al país para luchar al lado de la resistencia. Esto parece que solo està comenzando. Los pozos de petróleo y refinerías han sido destruidos o quemados por la resistencia al no poder defenderlas. Puertos, aeropuertos, cuarteles, barrios y urbanizaciones han sido destruidas por igual. Dicen que el presidente fuè asesinado, pero no se ha confirmado. Parece no haber salida de esto.

El esposo de Margot tenía un mes de desaparecido al salir a buscar comida, por lo que Margot estaba sola. Acordaron acompañarse y tratar de descansar.

Del mismo edificio comenzaron a oírse disparos con una duración de màs de una hora al igual que de edificios cercanos. Luego un silencio que solo fuè interrumpido por pasos dentro del edificio, gritos y disparos. Ambas se encontraron en la sala y se arrodillaron a rezar. Fuertes golpes exigían que abriesen la puerta de entrada y de pronto fuè derribada. Margot se parò delante de Evelyn protegiéndola y uno de los soldados invasores vaciò en ella su metralla asesinándola. Evelyn de rodillas hundió su cabeza en el piso desesperada. Entraron unos cinco y revisaron todo. Le dieron golpes y patadas haciéndola caer tendida en el piso. Dos de ellos se preparaban a violarla y al acercarse uno de ellos Evelyn lanzò una patada a los genitales de èste. El otro enfurecido, descargò con toda su fuerza un culatazo mortal en su cabeza. Todo se oscureció y quedó nuevamente en silencio.

No supo còmo, pero solo sintió que sus ojos se abrieron de nuevo. El mismo techo, el mismo cuarto, la enfermera, todo. Esta vez no habían màs pacientes. Sabìa que estaba sola en el cuarto. Se sentò en la cama y gimiò de nuevo. La enfermera sorprendida acudió. De nuevo le formulò la pregunta: “ Que Pasò, dijo”. Repuesta: lo mismo de la moto y el arrollamiento explicó la enfermera, pero que había sucedido dos días antes y le hablò de la contusiòn. Comentò que sus familiares estaban afuera esperando su reacción. Un pequeño televisor encendido pero casi sin volumen, pasaba propagandas. La pesadilla no fuè real pensó, pero asì le pareció. Quizàs había despertado antes para luego caer de nuevo en su estado de conmociòn identificando asì donde estaba. Habìa ahora despertado a la realidad. Gracias a Dios. LLorò…..

osmar1001@hotmail.com

@osmar1001

1 comentario:

Anónimo dijo...

una ficcion , que puede ser realidad si el ser humano no despierta,reacciona,todos,en especial los jovenes,el mundo siempre es de ellos,el futuro,la paz el amor...se deve buscar afonosamente,recordar siempre..."entre hermanos sean unidos en cualquier tiempo que sea,si se pelean entre ellos los devoran los de afuera" M.Fierro.(arg).
Exelente .-