Ángel Gómez A../ Parece un completo contrasentido. Una contradicción en toda regla. Toda revolución socialista la hacen los trabajadores o se hace con, por y para los trabajadores. De lo contrario, puede ser cualquier cosa menos socialista. Por eso produce cierta incomodidad, cierto dolorcito de cabeza, pensar que la Revolución Bolivariana –socialista y obrerista, al decir del presidente Chávez en múltiples ocasiones- pretenda ir contra los trabajadores.
Burocracia gerencial en marcha |
Sin embargo, todo apunta a que efectivamente la revolución bolivariana ha decidido tomar un rumbo de acción que busca someter a la clase trabajadora. O por lo menos es lo que buscan los factores que controlan y dirigen el aparato del Estado.
Vamos a tratar de puntualizar nuestras observaciones y argumentos, porque de seguro ya Mario Silva está preparando su revolucionómetro (alguien por allí dice tener un jalabolímetro), porque parece que “el señor de la noche” nació el 6 de diciembre de 1998 y para él en Venezuela sólo hay revolucionarios después de Chávez. En fin. El mismo Mario Silva nos enseñó que cuando muchos medios y factores políticos coinciden en tratar un tema de manera aparentemente espontánea, en realidad allí se esconde una matriz que revela una estrategia política. Nos lo ha mostrado Mario desde hace ya ocho años con respecto a la oposición. Algunos no comparten el estilo, el vocabulario, la puesta en escena, etcétera; algunos ya se dicen cansados del programa y de Mario, pero nadie niega la importancia de La Hojilla.
Insistimos tanto con este programa porque ha sido el inicio de la nueva arremetida contra los trabajadores del sector eléctrico. Nueva, porque ya durante la campaña electoral el Ministro Navarro intentó posicionar la matriz de los trabajadores saboteadores. Lo hizo tan mal que no pasó de ser un intento. Pero ahora el Estado viene con todo. Y para ello usa todo el arsenal mediático del que dispone, aunque ese arsenal siga siendo pequeño en comparación con el de la oposición. Este detalle poco importa, porque en este caso habría que compararlo con la casi nula capacidad mediática de los trabajadores del sector eléctrico.
Se llega a este punto con el sector eléctrico en una crisis no superada. Cuando se comenzaban a ver los primeros signos de recuperación y se avanzaba tímidamente en un modelo de organización y gestión basado en la participación de los trabajadores y el control obrero, el presidente Chávez nombra a su hermano Argenis Chávez como presidente de Corpoelec. Con su llegada se comienzan a desmontar esos avances, que incluían el aumento de la recaudación, la realización de picas y podas con organizaciones del poder popular, conformación de consejos de trabajadores, ejecución de proyectos comunitarios de electrificación, políticas de uso racional y eficiente de la energía. Y de fondo el contrato colectivo y la contratación de obras de infraestructura, específicamente en generación.
Ya de por sí, los cuadros gerenciales y burocráticos son reacios a los cambios, especialmente si estos conllevan lo que para ellos es una pérdida de poder, que era lo que en el fondo implicaba la transferencia de capacidades decisorias a los consejos de trabajadores a todos los niveles. Llegó Argenis Chávez y no le gustó el modelo. Pero Fetraelec y su presidente Ángel Navas no eran huesos fáciles. El modelo de Argenis Chávez es el modelo vertical tradicional: sólo basta ver los nombramientos de los comisionados nacionales y directores corporativos, hoy en día cargos ocupados en su mayoría por personajes ligados a contratistas en el estado Barinas. Lo mismo sucede con las picas y podas, la ejecución de las obras de infraestructura o la compra de equipos, insumos, materiales y herramientas, entregadas a contratistas sin que los trabajadores hayan participado en esos procesos de adjudicación.
Argenis Chávez –y podemos entender que a través de él, el Estado- no se puede sacudir a Fetraelec y a Navas como quisiera porque, muy a su pesar, siguen siendo la representación legal y legítima de los trabajadores del sector eléctrico. A lo que hay que agregar el gran liderazgo que ejerce, lo que se demostró el día 02 de noviembre en la marcha que hicieron en Caracas y a la cual asistieron alrededor de cinco mil trabajadores de todo el país. Una comisión de los trabajadores fue recibida por el Vicepresidente Nicolás Maduro y estuvieron reunidos con él por espacio de cuatro horas, discutiendo aspectos que van mucho más allá de lo meramente reivindicativo. Al final, el Vicepresidente, por instrucciones del presidente Chávez, dirigió unas palabras a los trabajadores (pueden ver el video con las palabras de Maduro aquí).
Ningún medio del Sistema Nacional de Medios Públicos cubrió la marcha o informó acerca de la misma. NINGUNO. Ni siquiera para criticarla. Por supuesto, tampoco informaron acerca de las propuestas que los trabajadores entregaron o las palabras de Maduro. La marcha fue un éxito a pesar de las amenazas y agresiones de la burocracia gerencial, que incluían desconocer el derecho a la manifestación y pretendía descontar el día o incluso despedir a los trabajadores que asistieran a la marcha. Maduro prometió que no se tomarían represalias (a pesar de lo cual después pidieron la lista de aquellos que habían asistido a la marcha, lo que continuó el amedrentamiento).
Con respecto al SNMP, una semana después Vanessa Davies aclaró que la nueva filosofía que se ha implantado es que “si no lo muestro, no existe; y si insiste le pongo una cortina”. Para el SNMP la marcha de los trabajadores eléctricos nunca existió. En cambio…
…Argenis Chávez promovió y financió una marcha patronal, con la intención también de entregar un documento al Vicepresidente, a quien encontraron en la Cancillería después de mucho buscarlo (o de Maduro esconderse, no sabemos). Por supuesto, la cobertura por parte del SNMP fue amplia, así como las informaciones acerca de los “líderes” y las propuestas de la marcha, a través de televisoras, radios y medios impresos. No pasaban de 800 o 900 los trabajadores que asistieron, pero para el SNMP eran miles. Aquí aparece la otra cara de la moneda del SNMP: “si yo lo muestro, entonces existe; no importa que no exista en realidad”.
A pesar de todo, esto no basta para acabar con Fetraelec. Tiene que salir entonces “el señor de la noche”, el del “programa ese”. Mario Silva y La Hojilla. Es decir, artillería pesada. Y se viene con los argumentos más estúpidos que pudo encontrar: los sueldos que ganan algunos de los miembros de la Federación Eléctrica. En un país con un salario mínimo de 2100 Bs. mensuales, lo que ganan algunos de esos federativos ciertamente es de escándalo. La matriz que se busca posicionar es que son los dirigentes sindicales los culpables de la crisis del sector eléctrico. Pero…
1.- Los sueldos no los ponen los trabajadores, esos los decide la gerencia, que siempre “sabe” más de esas y otras cosas que los trabajadores.
2.- De esos sueldos no se deduce que los dirigentes sindicales sean culpables de la crisis del sector eléctrico. Parece que el mecanismo cerebral de Mario aquí falla un poco.
3.- Aunque no compartimos esto, al mismo Mario le saltó una liebre: según los números y la información que él mismo mostró este lunes, su hija gana alrededor de 12.000 Bs. mensuales, con sólo dos años en la empresa y sin contar con un título profesional. Ergo, ella también es culpable de la crisis, si seguimos el esquema mental y argumentativo de Mario Silva.
Mario siguió un par de programas más con su matriz: los dirigentes son los culpables. Sin pruebas de ningún tipo, Mario le adjudica a Navas y a Fetraelec la responsabilidad sobre apagones, falta de mantenimiento, no realización de picas y podas, falta de equipos y materiales. Ignora deliberadamente que es Argenis Chávez el que dirige la Corporación y por lo tanto es el responsable directo de la gestión de la empresa, de las contrataciones y de la supervisión de los trabajadores. Mario Silva le adjudica a Navas el poder de controlar a su antojo a más de 44.000 trabajadores y ordenarles provocar apagones o ejecutar sus labores con el fin de prestar un servicio deficitario. Si Mario de verdad cree que eso es así, entonces tiene más deficiencias mentales de las que le supone al pueblo que lo ve.
La misma matriz la manejó el Ministro Navarro en el programa “Dando y Dando” de Tania Díaz, el día martes 13 de noviembre. El ministro continuó arengando contra “la casta” que se le pretende imponer a los trabajadores. Pero le agregó ahora que los trabajadores ya no sólo son saboteadores, sino estafadores. Como si los trabajadores pudieran manipular los sistemas que él mismo y Argenis Chávez han implantado en la Corporación. Criticó además las multas que Corpoelec aplica, como si eso fuera una decisión discrecional de los trabajadores y no el producto de las resoluciones que aprueban la Junta Directiva de Corpoelec y el ministerio que él dirige. Y como si el dinero recaudado no fuera a parar a las arcas de Corpoelec sino al bolsillo de los trabajadores. ¿Cínico? ¿Irresponsable? ¿Absurdo? Juzgue usted como quiera, y no se vea limitado por esos adjetivos.
Ya por la tarde del martes fue Miguel Ángel Pérez Pirela en su “Cayendo y corriendo” el que continuó con la matriz, dándole amplia difusión a las palabras de Navarro. Además, en su página web puso entre sus titulares destacados (y lo presentó profusamente en su programa) que "Es oficial: hay trabajadores estafadores en Corpoelec (sepa más)".
Mario Silva, Tania Díaz y Pérez Pirela, entre otros, nos enseñaron a conocer las matrices. Hoy son ellos los que se prestan para posicionar una contra los dirigentes de Fetraelec. Ya van a salir además algunos de los intelectuales de siempre, de los revolucionarios de siempre, a echarle más leña a la candela. Y a enseñarnos que aquellos que se escudan detrás de una cámara y de varios escoltas son más arrechos y más revolucionarios que los que se parten y se han partido el lomo por mejorar las condiciones de los trabajadores, llevando palo parejo incluso de un gobierno (o por lo menos de muchos factores dentro de él) que se dicen socialistas y obreristas.
Esa es la matriz. La estrategia política que se esconde tras ella es desconocer, descalificar, desprestigiar y desaparecer a Fetraelec como representación legal y legítima de los trabajadores del sistema eléctrico. Muerto el perro se acaba la rabia se dice en criollo. Porque en el fondo está, lo hemos dicho, el contrato colectivo. Ese mismo que Navarro dijo que no podían honrar porque no había recaudación. Como si la cosa hubiese sido distinta cuando el Estado lo firmó y homologó. Ese contrato no lo firmó Fetraelec solamente, ni lo impuso a capricho. Fue producto de muchas negociaciones con los representantes de Corpoelec y de los Ministerios de Energía Eléctrica y del Trabajo.
Lo que se quiere, pues, es firmar un nuevo contrato para el sector eléctrico, pero no con una Federación Eléctrica cuyas banderas son la participación de los trabajadores, el control obrero y la igualdad de los trabajadores. Para muestra las cláusulas Nro. 1 (cláusula socialista) y 9 (cláusula de igualdad) del vigente contrato colectivo, propuestas de Fetraelec.
¿Lograrán su objetivo quienes pretenden aniquilar a Fetraelec? No lo podemos adivinar. Sólo podemos decir que van a tener que usar otro tipo de armas y de artillería, porque fácil fácil, lo que se dice fácil, no va a ser. La burocracia que dirige Corpoelec y los “camaradas revolucionarios” que les sirven de “instrumento” en el SNMP tratan de empujar a Fetraelec a la acera de enfrente. Van a tener que echarle un camión de bolas.
Mientras tanto, las palabras de Maduro el día de la marcha de Fetraelec, los acuerdos que se habían alcanzado y las mesas que se iban a instalar quedaron completamente desautorizadas. Qué revolución tan sui generis en la que las palabras y la ejecutoria del VICEPRESIDENTE DE LA REPÚBLICA quedan desautorizadas por unas castas (aquí sí se usa bien Navarro) que pretenden adueñarse del sistema eléctrico, una, y hablar en nombre del pueblo y establecer cuál es la verdad, la otra.
Contradicciones de esta revolución bolivariana, socialista y obrerista. Pero son las contradicciones las que mueven la historia según enseñó hace ya bastante rato el viejo Karl Marx.
Por Ángel Gómez A.
angito.gomez@gmail.com
@angitogomez
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