La derecha venezolana en su desesperación por derrocar a Chavez emprende otra campaña de desestabilizacion.
Antonio González Ordoñez
En la medida que avanza el proceso revolucionario venezolano se fortalece el movimiento popular y la izquierda revolucionaria a nivel continental, y se puede decir con orgullo que ese prodigio ocurre también a nivel planetario, es en ese contexto que los eternos enemigos de los pueblos, mejor conocidos como la burguesía han emprendido una suerte de “cruzada” para aniquilar al movimiento bolivariano y a su líder el Comandante Hugo Chávez Frías, es dentro de ese plan elaborado desde el propio centro del capitalismo mundial (Pentágono) que están desarrollando su ofensiva en varios frentes, en primer lugar está el escenario siempre presente y al cual no hay que perder de vista; es el de la estrategia de la invasión militar, para ello ya han reactivado la denominada Cuarta Flota, a la par pusieron a punto sus bases en Honduras y Curazao cuyo fin no es solo amedrentar con su poderío militar y tecnológico, dada su cercanía a Venezuela, además y gracias a las políticas entreguistas serviles de la oligarquía lacaya Neogranadina representada por Álvaro Uribe Vélez los imperialistas gringos alcanzaron mancillar el sagrado territorio de la patria grande, al utilizar el territorio de la República de Colombia como una gran base militar.
En segundo lugar y dentro de la misma trama han urdido una maniobra mediática mundial tendiente a satanizar a la revolución venezolana y su presidente, en busca de ese cometido utilizan sofisticados mensajes a través de prensa, radio, televisión, cine e internet, al más propio estilo Macartiano satanizando el proceso revolucionario chavista homologándolo con la experiencia de la antigua Unión Soviética, la cual es conocido devino en un fracaso histórico que analizaremos en su momento, es así como cada día desde los laboratorios de guerra de cuarta generación inoculan falsas noticias, informaciones sesgadas, descontextualizadas en la idea de hacer creer a la opinión pública mundial, que Venezuela es un país forajido, que apoya al terrorismo, al narcotráfico, donde no se respetan los derechos humanos, creando una matriz contaría al clima de inclusión justicia, libertad y empoderamiento popular que en los últimos 10 años a adelantado la gestión de Chávez.
Y tercer lugar está el triste papel que juegan los serviles lacayos de las clases altas venezolanas, este grupo de vagabundos que se enriquecieron a la sombra de la llamada IV república han estado conspirando contra el proyecto político encarnado por Chávez desde antes de la selecciones de 1998, cuando sufrieron la primera gran derrota, luego siguió la batalla por la constituyente, pasando por el golpe de estado que el pueblo derroco, siguió el sabotaje y paralización de la industria petrolera donde llevaron lo suyo, luego el referéndum contra Chávez, y en todos los procesos electorales para órganos Legislativos nacionales y regionales, Municipales, Alcaldías y Gobernaciones donde también mordieron el polvo del fracaso, en los últimos días ante la inminente barrida que les propinara el pueblo el 26 de Septiembre en las elecciones para elegir la Asamblea Nacional, están aterrorizados y tratan de darle una palo a la lámpara creando una crisis artificial donde se aprovechan circunstancias naturales como el de la sequia que afecto al país el año 2009 para sabotear el servicio eléctrico, y desacreditar el servicio de agua potable, con las mafias del comercio emplean el acaparamiento y la especulación de alimentos, en el tema de la inseguridad emplean sicarios (paramilitares) para asesinar personas en los sectores populares para incrementar la violencia, para “calentar las calles” se prestan los rectores universitario alineados con la oposición manipulando estudiantes como carne de caño y conseguir sus fines bastardos, de nada les valdrá todo el apoyo mediático ni monetario que a choros les llega del norte el pueblo venezolano decidió su camino y mas nunca volverá a ser colonia de potencia alguna, y las clases explotadoras tendrán que acostumbrarse que en Venezuela se construye una nueva sociedad, socialista y de justicia.
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