"Ver lo que está delante de nuestros ojos requiere un esfuerzo constante". (George Orwell, 1903-1950)
Desde
que la oposición venezolana, representada por la Mesa de la Unidad
Democrática (MUD), obtuvo el control de la Asamblea Nacional y sacó los
retratos de Simón Bolívar y Hugo Chávez del recinto como su primer paso
legislativo, los iluminados norteamericanos creían en un inminente
derrumbe del chavismo. Confiaron en las promesas del líder de la MUD y
el presidente de la Asamblea Nacional, Ramos Allup, quien aseguró la
inminente desintegración del chavismo y la caída del presidente
, pero la cosa no era tan fácil.
La
realidad resultó algo diferente a lo planeado en Washington como la
última gestión exitosa en América Latina del presidente saliente de
Norteamérica, Barack Obama. Pasaron cuatro meses y los opositores
venezolanos tuvieron que pedir ayuda a Washington para que les diera la
mano y poder tumbar a Nicolás Maduro. En todo este tiempo, ni siquiera
los oligarcas venezolanos lograron una cohesión interna para crear una
estrategia común y elaborar un plan coherente para obtener el poder
absoluto en Venezuela. La Casa Blanca se sintió decepcionada con sus
aliados incondicionales venezolanos y tuvo que designar a uno de sus 17
servicios de inteligencia para entregarles un plan bajo el nombre
"Venezuela Freedom-2". El documento de marras lo elaboró el Servicio de
Inteligencia Militar (DIA) y lo presentó oficialmente el Comando Sur
(USSOUTHCOM) bajo el título "Venezuela Freedom 2 — Operation". El
escrito está firmado por su actual jefe, el almirante Kurt Tidd.
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Sputnik/ Ekaterina Chesnokova