domingo, 3 de enero de 2016

Soliloquio sobre intelectuales, humoristas y comunicadores chavistas Por: Eligio Damas

Las categorías de intelectuales y comunicadores chavistas, forman toda una rica fauna. Si uno se pone a clasificarlas, de repente, se percata de lo dificultoso del trabajo de Charles Darwin. Es una larga lista o un promontorio tan apretujado que resulta difícil seleccionar adecuadamente cada especie. Pero como uno es flojo, lo fue toda la vida y por serlo optamos por dedicarnos a escribir pendejadas, cosas livianas que por serlo hasta flotan y nada de cargar bultos o hacer cosas más pesadas y fastidiosas, como esas por las cuales pagan, solo hemos podido clasificar cuatro y una quinta que nada vale pero algo dice. Los primeros que vamos a destacar, son aquellos que en el CELARG, no los del CELARG, sino en ese espacio, cuando Chávez vivo estaba, llamaron la atención sobre aquel fenómeno que definieron acertadamente de "Hiperliderazgo". Corriendo el riesgo de ser injusto y dejar a muchos por fuera, pues por flojo, como ya dije, apelo a mi memoria, allí estuvieron, entre otros mi viejo amigo y compañero Vladimir "El Chivo" Acosta, Luis Brito García, José Luis Monedero y Gonzalo Gómez. Por supuesto, en todo el país, que para conocimiento de los caraqueños, va más allá de Petare, corriendo hacia el oriente y de Los Teques, si miramos hacia occidente, espacio que ya no es aquella pequeña cosa definida peyorativamente como la "Provincia o el Interior", sino montones de personas, seres pensantes, que los hay, escritores, que los hay, intelectuales que los hay, aunque no parezca, decían exactamente lo mismo.

Toda esa masa humana, que decía aquello, quizás con otra u otras palabras, fue calificada por el entonces canciller de la república, "como habladora de paja". Juicio por cierto que además de ser como muy ligero, por decir lo menos, fue un anuncio o adelanto. Lástima que "Los Roberto", no se hubiesen percatado y dejaron atrás un filón para hacer un excelente "Como ustedes pueden ver".
Ese descomunal grupo, por lo menos en su mayoría parece nunca tuvo razón. Pero muerto Chávez, nos quedamos huérfanos de liderazgo y pese no mostrarse aquello contundente como para dejar algo de duda, los hechos parecen indicarlo. Si algo ha faltado al chavismo, post Chávez, es liderazgo, individual y colectivo, lo que no quiere decir, en este caso, en manos de un montón, una patota, un grupo de privilegiados o ungidos solamente, sino de una organización o cuerpo unido por la sincera discusión, sin mesianismo, prepotencia o alegato de derechos hereditarios. Simplemente faltó un liderazgo nacido de la vida, convivencia y participación colectiva. Aquel hiperliderazgo al parecer, fue sustituído por montoneras que en nada se ponen de acuerdo como para que el gobierno pudiese marchar con sobriedad y combatir con éxito la guerra que le desataron. Parecieran haberse dividido espacios, cuotas y hasta la gente que pueden movilizar por mecanismos nada parecidos a los que demanda una organización revolucionaria.
Ese grupo o especie primera, para no confundirnos, siempre optó por criticar con sinceridad, solidaridad con el pueblo, Chávez, "El Plan de la Patria" y el proceso revolucionario a cambio de nada, tanto que de ellos, en su mayoría, no se les ha tomado en cuenta para nada. Desde aquel día José Luis Monedero, el español, dejó de ser persona grata y Vladimir Acosta, el talentoso compañero, revolucionario de toda la vida, fue alejado de todos los medios.
Claro, hubo otro, hablo en singular, pudiera ser de la segunda categoría, que sin ser de los primeros, quien después de "matar el tigre", hasta hablando de cosas insulsas y chismes de carretera, sin prueba alguna, por habérsele "prensado" y retirado las prebendas, optó por lisonjear, se le amelló la muy ligera arma blanca, "descubrió" que sus tomados por diablos santos eran, hizo acto de contrición para que se les perdonaran los pecados y recuperar espacios en los medios, aunque no en la credibilidad de la gente sin rostro. Es más, ni siquiera en quienes cree le perdonaron.
De los otros, como los primeros mencionados y de la misma especie, críticos revolucionarios y solidarios con la idea del cambio, antimperialismo, lucha por una sociedad justa, que se han mantenido firme como Acosta, sin motivos por arrepentimiento, , fueron como mínimo relegados al olvido y puestos en algún sitio para tenerles donde están los desechos y hasta enemigos. Aporrea, está atiborrada de muchos de esta especie.
Hemos hablado pues ya de dos categorías. Los críticos desde el inicio del proceso, aquellos que continúan siéndolo, sin dejar de ser revolucionarios y solidarios con el proyecto del comandante Chávez. Pero también de quienes en un momento dado, muerto Chávez, parecieron querer incorporarse a los primeros, aunque con estilo y argumentación de baja monta, excesiva chismografía y descalificación sin medida, cosa que en su momento condenamos, pero no aguantaron que les quitasen prebendas, espacios y prefirieron bajar la cerviz y de alguna manera pedir perdón de rodillas, porque "la lengua es castigo del cuerpo".
La tercera categoría es aquella que bien define el joven Filósofo y otras "hierbas más", como solemos decir los cumaneses, Pérez Pirela y hasta el llamado "Cabeza de Mango", quienes al parecer, por un acto de magia o los nocivos efectos que produce comerse "un sancocho de frijol con cabeza, no de mango sino, de cochino a media noche", descubrieron las enormes fallas que denunciaron, después que el CNE dio los resultados que todos conocemos. Porque da el caso, que en buena medida, lo que ellos denunciaron tardíamente, es lo mismo que antes muchos hemos hecho y de paso habiendo pagado con rechazo, marginación y hasta mezquindad. Además, los de esta tercera categoría, pareciera, es lo que uno percibe "por ahora", como si ya volvieron al redil, como el de la segunda. Pareciera que intentaron asumir o asaltar un puesto de comando, en medio de la confusión, pero ya se les apagó la mecha. Actuaron también como quien en medio del naufragio, siendo oficiales de abordo, intentan dejar el barco con toda la tripulación y pasaje embarcado. No obstante esta primera impresión, quizás hasta expresión apresurada, sea desmentid por los hechos posteriores. Uno eso espera.
La cuarta categoría, es la de aquellos intelectuales, a quienes se les ha tenido, como también decimos los cumaneses, "cual la nata sobre la leche", pues no hay libro que no les publiquen, están en todos los espacios de radio, televisión y prensa escrita como voceros o analistas políticos "serios y profundos" que tienen la magia de reflejar y compartir todo lo que de Miraflores sale. Hasta humoristas que solo ven la paja en ojo ajeno; pero por eso pagan. Es más, en cualquier parte del mundo donde haya que mandar un intelectual para explicar lo que sea necesario allá irán ellos, con todo lo que eso significa. Incluso hay hasta humoristas que, de tanto seguir el guion o la línea y alejarse de lo que a los de ese género siempre impulsa que es la vida, se han vuelto como demasiado serios, por lo menos ante el público, porque ellos se ríen o sonríen, como es lo habitual en el humorista serio, porque la pasta y las ensalzas se han hecho pegajosas. Uno no sabe de qué ríen, si de lo que creen un chiste o por la felicidad que les brinda la vida. Advierto que de los de la tercera hay muchos de esta y, por eso repetiré: uno espera.
Hay una "cosa", la llamo así, porque no sé si es adecuado llamarla escritor, intelectual, simple comunicador o vulgar escribidor, pese lo hecho, que está a la vista y en los archivos, pero pudiera ser una quinta categoría que no le reconocen. Uno mismo duda en reconocerse porque hay un patrón, un dedo que no lo hace y a uno, que forma parte de esa cosa, no le percibe ni le apunta. No se mueve entre grupos, menos los de Caracas, esto es vital o mejor dicho un condena; es crítica y fiel al proceso revolucionario venezolano de toda la vida; enlazó con Chávez y sigue campante, no ha buscado ni busca prebenda alguna pero sí contribuir a que los tiburones no se engullan las sardinas. A esta quinta especie tampoco le paran. Los de un lado, del otro y el otro. "El mundo sigue andando".
Halar o "jalar" es ventajoso, pero tiene un defecto, si la cabuya se revienta, quien de eso vive y forma su prestigio, rueda por el suelo y hasta puede ir a parar al lodazal.



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