Estudiosos denominan “abrazo del pulpo” a un plan estratégico
celosamente premeditado mediante el cual se intenta ahogar con
diferentes tentáculos letales a una eventual víctima por medio del
estrangulamiento.
Venezuela ha sido y es hoy, más que nunca antes, ese blanco que desde
diferentes posiciones es atacado sin tregua para conseguir ultimar a la
Revolución Bolivariana de cualquier forma, y al precio que sea
necesario.
El llamado “abrazo del pulpo” incluye demonizar y hacer responsable
de todo lo negativo que ocurra en esa nación latinoamericana a sus
principales dirigentes, implicándolos sí es necesario en cuanto hecho
ilegal se escenifique en el mundo.
Uno de los tentáculos venenosos empleados para materializar el
referido proyecto subversivo es la guerra económica que desatan contra
la Patria de Simón Bolívar los monopolios y la oligarquía, los cuales al
mismo tiempo encabezan una campaña para culpar al liderazgo Chavista de
la compleja situación del país.
El objetivo concreto es generar un escenario de insatisfacción que
redunde en una fractura con la población más humilde para afectar el
voto popular en las cercanas elecciones parlamentarias del 6 de
diciembre venidero.
Analistas son de la opinión que la baja estrepitosa de los precios de
los hidrocarburos, estrechamente ligados a la “revolución” del gas y el
petróleo de esquistos que tiene lugar en Estados Unidos, es parte de la
materialización de la estrategia aplicada al ejecutivo venezolano del
presidente Nicolás Maduro para colapsar su economía.
Los mismos expertos sustentan la tesis que ya los bloqueos no son
aceptados, entonces la forma de imponérselo a un país es reducir los
precios de sus principales rubros exportadores, fomentar el
desabastecimiento de los productos básicos, y de facto el acaparamiento,
y el contrabando, este último mostrado como algo normal.
En
el bautizado “abrazo del pulpo” son tentáculos esenciales los medios de
prensa de derecha, que en sus agresivas contiendas mediáticas
desconocen todo lo que hizo el mandatario Hugo Chávez por la dignidad de
los venezolanos, y lo que ha hecho Maduro y sus cercanos colaboradores,
de quienes a su vez denigran acusándolos falsamente de corruptos.
En la guerra mediática impuesta a Venezuela son además actores
destacados los emporios de comunicación conservadores latinoamericanos,
que la muestran diariamente en crisis, ingobernable, y al borde de la
quiebra.
Por supuesto que con ello buscan generar el desaliento, la
desconfianza y la apatía ante el proyecto Chavista, previo a los
comicios de diciembre próximo, y de hecho confundir y desmovilizar a las
fuerzas progresistas de la Patria Grande.
Una investigación latinoamericana de corte neoliberal y bien
conectada con el establishment estadounidense reveló que los servicios
de inteligencia de Washington estuvieron muy interesados en estudiar el
dolor que generó en Venezuela, y en nuestra región, la desaparición
física de Chávez.
El referido estudio implicó averiguar hasta qué punto el
fallecimiento del líder venezolano podrían convertirlo calculadamente en
la muerte también de la Revolución Bolivariana, usándolo como una
figura insustituible, y haciendo ver que sin él nada saldría adelante.
La citada tesis fue objeto de debate en “elitistas laboratorios de
ideas”, y en círculos muy cerrados de la derecha latinoamericana que
sigilosamente recabó información al respecto.
Desde la desaparición física de Chávez se ha aplicado lo que es
conocido entre propagandistas como la “técnica de cabeza de turco”, que
consiste en inculpar a un líder de todos los males de su país, y con
ello romper sus lazos con su pueblo y sus votantes.
Claro que para Venezuela eso no es nada nuevo, pues lo hicieron con Chávez en vida, y lo han intensificado ahora con Maduro.
Mucho se ha especulado sobre la muerte del Comandante Supremo de la
Revolución Bolivariana, y que si la mano peluda de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA), de Estados Unidos, estuvo en la inducción del
cáncer al mandatario venezolano a través de material radiactivo, lo que
es difícil de probar y sustentar.
Sin embargo, de lo que no hay duda alguna es que esa nación
sudamericana ha sido objeto de un plan minuciosamente preparado, y de
una operación mediática de gran envergadura encaminada a demonizar a la
dirigencia Chavista.
Toca al pueblo venezolano defender en las urnas, el venidero 6 de
diciembre, al auténtico proceso liberador, no solo en beneficio de la
Patria de Bolívar, sino de toda Nuestra América, la que se extiende
desde el Río Bravo hasta la Patagonia.
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