Aunque suena a eufemismo, el sello de “Estado Fallido”, que califica el
desempeño del Estado burgués y sus Gobiernos en México, tiene el valor
provisional de servirnos para hacer un recuento de fracasos y traiciones
propias de un Estado que, por definición, sucumbió a los embates coloniales del
imperio yanqui. Ha sido incapaz de cumplir con sus propias mentiras.
La
soberanía ha sido asesinada. Hay que recordar: no merece esperanza alguna el
Estado burgués que sólo tiene el destino que Marx ya definió hace tiempo.
Tampoco abriguemos confianza en un Estado de gerentes, impuesto por la vía del
fraude, para entregar recursos naturales, para regalar la mano de obra, para
reprimir a la clase trabajadora y para hundir al país en un modelo de
alienación y humillaciones ya inmarcesibles.
Era de esperarse desde su origen. Es “Fallido” el Estado burgués en
México porque es incapaz de garantizar la defensa del territorio y la defensa
de los recursos naturales. Es “Fallido” porque es incapaz de garantizar la
democracia. Es “Fallido” porque es incapaz de garantizar el ejercicio
independiente de la Justicia. Es “Fallido” porque es incapaz de frenar al
“Crimen Organizado” y su metástasis en todas las estructuras sociales y
culturales del país.
Ese carácter “Fallido” no proviene de una calamidad del destino ni de
una mala pasada de la suerte. Ese “Fallido” es un plan concreto diseñado para
atacar a la clase trabajadora y para secuestrar la economía mexicana con todas
sus riquezas, que son enormes y son más que suficientes para asegurar a los
mexicanos una buen vivir duradero. Ese carácter de “Fallido” es una decisión,
es un plan, que no surge por culpa de funcionarios ignorantes o ineficientes,
todo lo contrario, son gerentes entrenados y con buenas calificaciones para la
traición, para la explotación laboral y para el saqueo del país. Y son sirvientes
eficaces a la hora en que hay que dar la orden (las muchas formas de las
órdenes autoritarias) para reprimir, matar o desaparecer a todos aquellos que
resulten incómodos a su plan neoliberal. Por eso asesinaron y desparecieron a
los estudiantes de Ayotzinapa.
Es un “Estado Fallido” que no es víctima de la corrupción sino su
artífice principal, porque extiende la corrupción empresarial al conjunto del
país y la hace invisible disfrazándola como “problema estructural”, como
“problema cultural de todos los mexicanos” o como folklore del cinismo que
convierte en parte del paisaje el poder del dinero por encima de toda ley. Es
esa la regla de oro tatuada silenciosamente en el alma de los gerentes
burocráticos que se hacen pasar por “políticos” ungidos por alguna suerte de
fraude propio o de sus jefes.
La expresión “Estado Fallido” no nos distrae del significado más
profundo que la burguesía le asigna a sus siervos “gobernantes” encargados de
proteger la “propiedad privada”, saqueada a los pueblos por la clase dominante.
Son ellos, con todo su aparato, recaudador de impuestos, asignador de infracciones,
monopolizador de las herramientas represivas policíacas y militares… ellos
inventaron el concepto moderno del Estado y sus funciones “supremas” que nos
son otras que darle mantenimiento privilegiado a la vida ostentosa de la
burguesía y evitar (vigilar y castigar) que el proletariado no interrumpa la
pachanga.
Así que el “Estado Fallido” burgués en México hoy es “Fallido” en doble
sentido. Al menos. Por una parte
ha fallado a sus jefes y ya es incapaz de mantener a raya al proletariado
insurrecto que eleva su conciencia y piensa en transformar al mundo y, por otra
parte, a fallado a sus propias argucias ideológicas que le dan “razón
(burguesa) de existir” para sí y para sus planes de burocracias reformistas sectarias.
No es “Fallido” para el pueblo simplemente porque no lo representa, porque es
su enemigo también, aunque fabriquen todo tipo de engaños para vivir en esa
“delgada línea”, transformista y ambigua, de la demagogia del verdugo.
El Estado burgués debe ser tomado por los trabajadores para ser
transformado íntegramente y sin demoras. Con su fuerza y su ingenio la clase
trabajadora hará del Estado una herramienta simplificada que se transformará
sistemáticamente en herramienta aceleradora de su propia disolución. Más
temprano que tarde. Lenin lo explicó con precisión extraordinaria. Marx y
Engels lo vieron claro y es llamativo el poco trabajo crítico que se dedica a
la comprensión del papel del Estado burgués, y las tareas de los trabajadores,
para diluir toda confianza, toda demagogia y toda ilusión por más creativas que sean las campañas de
propaganda y la parafernalia electoral burguesa siempre traidora de los
pueblos.
México tiene una oportunidad extraordinaria para mirar el rostro
desnudo de un “Estado Fallido” que hoy, para colmo de males, asesina
estudiantes, que los desaparece y que sólo atina a inventar “pactos” de cúpulas
para asegurarse perdurabilidad con acuerdos mafiosos y con más militarización,
espionaje y acoso contra el pueblo trabajador. México tiene una oportunidad
magnífica para movilizarse organizado, para sumar fuerzas en la única fuerza
que puede salvarnos que es su clase trabajadora, cada día más conciente de su
independencia política y de sus tareas transformadoras, de cabo a rabo, en un
país que no soporta más a las mafias PRIANRD-TELEVISA que se adueñaron del
poder y que hoy son protagonistas de ese “Estado Fallido” al que, si queremos
sobrevivir, debemos extinguir y pronto.
Dr. Fernando Buen Abad Domínguez
Universidad de la Filosofía
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