Alertas todos. A estas horas están activados todos los mecanismos perversos para ahogar la
matanza y “desaparición” de estudiantes en Ayotzinapa, en el lodazal del
olvido, de la impunidad y de la barbarie que son parte del decorado macabro que tapiza la Historia de México.
Pensar y rabiar
por los hechos criminales en Ayotzinapa es en simultáneo pensar y rabiar por
los asesinatos en Tlaltelolco en 1968.
Décadas de impunidad, humillación y dolores por los que nadie carga
juicio y castigo alguno. La furia de los pueblos suele tener raíces muy hondas.
Poco importa cómo se llamen los títeres en turno que se encaraman en
los gobiernos gracias a fraudes y más fraudes electorales y seriales. Poco
importa la jerarquía del cargo y poco importa qué banderas agita su demagogia
para disfrazar con saliva chatarra el repertorio de sus tropelías. Reina la
estulticia y el cinismo y se hacen los ofendidos cuando se los toca con el
“pétalo” de la crítica. Así ha sido desde hace muchas décadas, muchas, muchas.
Y cada día es peor. Los elementos que empeoran ese paisaje terrible han
desarrollado la industria del “crimen organizado” que instaló un “doble poder”
con base territorial muy fuerte y gran capacidad ofensiva en los campos
anchurosos de la corrupción empresarial, militar y gubernamental.
Nada de este paisaje monstruoso se explica sin la mano del imperio
yanqui metida en un territorio al que considera parte de su “zona de
seguridad”. Nada se explica sin el consenso de Washington, sin el TLC y sin la
Alianza del Pacífico como nueva
estrategia de narcoestados para garantizar a los yanquis terrenos liberados
donde descargar su crisis de sobre-producción con todo genero de basura
mediática, tecnológica, química, ideológica, narcótica y política.
Aotzinapa es, pues el escenario micro
de la barbarie más inimaginable. En el asesinato y desaparición de los
estudiantes normalistas se expresa el capitalismo en toda su putrefacción sólo
que interpretado a la manera vernácula de criminales territoriales puestos ahí
para cumplir la doble función de saquear y reprimir a cualquier costo. Muchas
fuentes expertas han caracterizado al estado de Guerrero y a sus latifundistas
históricos, ya se ha hablado de las riquezas naturales y de la industria del
turismo que son fuente inagotable de fortunas secuestradas por unos cuantos
oligarcas que comparten trofeos con
otros de fuero nacional. Ya se ha explicado la corrupción y ya se ha explicado
de que artimañas se han valido para mantener el territorio militarizado
haciendo su “trabajo” disuasivo a punta de bayoneta y sangre. Décadas y más
décadas.
Por eso, entre otras
cosas, es atronador el silencio de los siervos de la farándula y de los
intelectuales dóciles a la burguesía que, con denuedo y pundonor en sus lenguas
largas han acribillado a Venezuela, a Bolivia, a Ecuador, Argentina... pero
están de lengua atada ante los crímenes y desapariciones de estudiantes,
jóvenes e inocentes, en Ayotzinapa. Vargas Llosa, Willie Colón… y toda una
serie de voceros del imperio a cual más han enrollado su vocación lenguaraz y,
hasta hoy, se mantienen calladitos en un silencio que tiene tufo de TELEVISA,
PRISA, CNN... ¿Estaremos
equivocados? Es simple: Si no denuncian son cómplices.
Nada de lo ocurrido en Ayotzinapa encontrará justicia y castigo bajo
las condiciones actuales. Es suicida pensar que los verdugos instrumentarán un
juicio justo contra sí mismos y es impensable terminar con todas las muertes y
los hurtos de que somos víctimas por los “cauces políticos” que hasta hoy han
demostrado ser siervos del capitalismo más depredador. Es hora de que nos hablemos con
sinceridad y crudeza, no hay tiempo que perder. Buena parte de lo que nos
ocurre se debe a nuestra desorganización y a nuestra crisis de dirección
revolucionaria estancadas desde hace mucho tiempo. De brazos cruzados somos un blanco muy fácil y, como no hay
recetarios mágicos para superar este momento, es necesaria la movilización y el
encuentro que sólo da la unidad de las fuerzas más honestas y desde las bases,
garantizándonos democracia verdadera y acción consensuada desde abajo. Ni
mesías ni mecenas. Ni iluminados ni reformistas. Basta ya de tanto engaño inoculado
por los profesionales de la mentira que nos han traicionado siempre.
Una situación de lucha como la que vive México hoy dará de inmediato
liderazgos nuevos y dará espacio para desarrollar pensamiento crítico capaz de
advertirnos sobre las amenazas oportunistas que rondan deseando apropiarse de
las expresiones sociales más avanzadas. Eso es lo que ordenan las cúpulas de
TELEVISA, del Empresariado pro yanqui a sus sirvientes en el PRI, el PAN y el PRD. ¡Ni un voto a
ellos, faltan 7 meses! Pero en las bases hay otra historia. Nuestro deber es no
permitir que distraiga la “tele” con cataclismos de coyuntura o con marcianos.
Que no nos embauquen los reformistas que dicen querer “cambios” pero despacito.
Que dicen querer un mundo mejor pero para nuestros bisnietos. Nuestro deber es
no permitir que jueguen electoralmente con nuestros muertos y con nuestros
vivos. Que no usen la sangre derramada para ungirse como “salvadores” y que no
nos asusten, que no nos distraigan, que no nos descarrilen ni nos descalabren.
Nuestro deber es impedir que el asesino siga disponiendo de las armas con que
nos ataca y derrotarlo de una vez y por todas. El único camino hacia la paz y
la justicia lo sabe un pueblo en lucha y que triunfa en la batalla de las
ideas. Hay que vacunarse contra los lenguaraces y contra los engaños. Al pueblo
sólo lo salva el pueblo. ¡Se los llevaron vivos, vivos los queremos!
Dr. Fernando Buen Abad Domínguez
Universidad de la Filosofía
No hay comentarios:
Publicar un comentario