lunes, 1 de octubre de 2012

Elecciones y conspiraciones en Venezuela

Percy Alvarado Godoy.- Lo dije sin cortapisas en varios artículos que publiqué, relacionados con la secreta actividad de la CIA en Venezuela, encaminadas a forzar el triunfo electoral de la derecha en ese país o, en su defecto, crear una escenario de violencia e intranquilidad social de forma artificial, encaminado al derrocamiento del gobierno bolivariano de Hugo Chávez. Hoy, desgraciadamente,
se han ido confirmando mis premoniciones y van apareciendo nuevas maniobras salidas directamente de la Oficina de Planes de la CIA, empleando a sus agentes dentro del país, al poderoso andamiaje mediático que los apoya, al grupo de escuálidos radicados en Miami, Perú y otras naciones, así como a gobiernos confabulados secretamente en estos planes. No se ha abandonado todavía la posibilidad de una intervención directa de los Estados Unidos o mediante el empleo de la OEA, la ONU y otros organismos internacionales.

La idea en sí misma es crear, en el marco de las elecciones, un caos en Venezuela que le dé a los enemigos del proceso bolivariano una justificación para inmiscuirse abiertamente, empleando para ello fórmulas nuevas de injerencismo, basadas en sus experiencias en Libia, Irak, Honduras, Paraguay y Siria.

La premisa básica radica en que la derecha parece tener perdida la batalla en las urnas y que un triunfo de Chávez abriría las puertas a una radicalización del proceso revolucionario venezolano, cosa que representaría un golpe al hegemonismo norteamericano en la región y a la oligarquía criolla.

La poderosa embajada norteamericana, fundamentalmente sus oficinas Política, de Prensa y Cultura, se han convertido en un hervidero incontrolable, y el ir y venir de funcionarios desde EE UU, así como las visitas apresuradas de representantes de la derecha, como dirigentes de Un Nuevo Tiempo, Primero Justicia y Acción Democrática, han levantado un ajetreo sin parangón en dicha sede. No ha habido un solo día en que la embajada no haya sido visitada por miembros de la dirigencia de la MUD o que algunos de los mismos visiten otras naciones para recabar apoyo logístico, financiamiento, instrucciones y adiestramiento. De la misma manera, los principales miembros de la estación CIA en Caracas se han movido por todo el territorio nacional, desfachatadamente, para orientar a los opositores contrarrevolucionarios sobre las provocaciones a emplear antes y después del 7 de octubre.

Paralelamente, y esta vez en forma secreta, diversos teams de saboteadores se encuentran listos para entrar en acción. Estos grupos tienen tareas específicas que van desde el sabotaje a objetivos económicos y públicos, usar falsas banderas para crear actos de provocación entre los grupos contendientes, generar enfrentamientos y agresiones, exacerbar la intranquilidad social, movilizar a la oposición a actos de violencia pública, atentar contra los órganos e instituciones gubernamentales, promover huelgas, así como generar una artificual situación de caos constitucional.

El diseño de planes de la CIA contempla diversas y variadas contingencias. En el plano político optan simplemente por la variante de desconocer los resultados del CNE, luego de haber cuestionado su imparcialidad, así como a recurrir a medios de ciberguerra para alterar los resultados, mediante el empleo de hackers. Alterar el sistema de información del CNE crearía incertidumbre, alteración de resultados y otros problemas. Esa sería una respuesta “light” dentro de este escenario electoral. Dentro de este contexto, mucho se está especulando que Vicente Díaz, rector del CNE, va a renunciar en medio de la votación y va a cantar fraude. Esa sería la premisa, el punto de inlexión, para otras acciones y planes de diversos niveles de violencia. Puede ser una de las opciones para desatar la violencia en Venezuela.

Tal como reseña Patria Grande, el periódico del ALBA, EE UU ha movido hacia Venezuela varias importantes piezas de sus agencias de espionaje, con amplia experiencia en planes subversivos. Dentro de los mismos se destacan el Coronel de la DIA (Defense Intelligency Agency), Richard Nazario, ex agregado militar en ese país y quien fue uno de los diseñadores del golpe de estado de 2002; David Mueller, quien fungió como diplomático en Venezuela hasta el 2010 y que pertenece a la División de Ciencias de la CIA, especialista en electrónica y computación, quien se encargará de labores de monitoreo y de los flujos informativos con los grupos provocadores y la embajada, así como de la información que fluya hacia Langley y al Departamento de Estado. Otros especialistas no acreditados en la sede diplomática han entrado al país con visas de turismo y negocios, así como empleando otras tapaderas de utilidad para actuar como agentes de campo.

La embajada de los Estados Unidos en Caracas se ha preparado conciezudamente para una situación de contingencia, con pleno conocimiento de una situación de inestabilidad social en el país. Funcionarios de la misma han procurado una amplia logística en alimentos, medicinas, chalecos antibalas, vehículos blindados, máscaras antigas, armamento ligero y otros medios que garantizarían no solo su utilidad para los miembros de la embajada, sino también para sus cómplices en los planes desestabilizadores que se pondrán en marcha.

Varios de los vehículos blindados están siendo empleados por funcionarios como James Derham, Robín Diane Meyer, Darnall Steuartpara y otros, para sus desplazamientos por el territorio nacional, particularmente en los estados Lara, Nueva Esparta, Carabobo, Aragua, Zulia, Bolívar, Mérida y Táchira, donde monitorean “in situ” la situación política electoral, así como para sostener encuentros con miembros de la derecha opositora. Otros de los activos agentes de la CIA en Caracas han sido Kelly Keiderling-Franz y Gregg Adams, quienes se han encargado de crear las condiciones para el manejo mediático dentro del espectro electoral y post electoral, comprometiendo a medios oligárquicos como El Universal, El Siglo, El Nacional, la cadena Capriles,Televen, Venevisión, Globovisión y otras.

El mismo periódico reseña que, hace dos meses, los funcionarios del Departamento de Estado Simón Henshaw y John Mcnamara visitaron Venezuela, reuniéndose con encumbrados miembros de la oposición. El Siglo. El propio Departamento de Estado instruyó a sus embajadores en América Latina a gestionar el apoyo de los gobiernos y partidos políticos de derecha a la campaña de Henrique Capriles. Por ello no resulta extraño que el PRO, partido argentino dirigido por Mauricio Macri, esté involucrado en los planes de desestabilización contra Chávez. Esa macabra adhesión se repite con la derecha colombiana y de otras naciones.

Dentro de las campañas desestabilizadoras se ha convocado por la derecha a un cacerolazo el día 6 de octubre, a las 8 p.m. con la consigna de “Despedir al saliente”. Esta maniobra puede generar una respuesta de las masas bolivarianas al verse provocadas en un momento en que ha cesado el tiempo asignado a la campaña de los candidatos. También pueden generar auto agresiones dentro de la oposición para culpar a las fuerzas revolucionarias. Incluso, no puede descartarse un atentado de grandes magnitudes contra refinerías, centros turísticos, oficinas públicas, medios de transportación. No se debe olvidar que el terror genera conmoción y miedo en las gentes. Darle confianza al pueblo al no dejarle una brecha abierta al saboteador, es un logro a alcanzar.

Otros dos hechos dentro de este contexto electoral llaman poderosamente la atención. El primero de ellos es la visita de Capriles a Uribe en Colombia, en la que se manejaron opciones provocadoras generadas desde esa nación. Sabido es que la amplia frontera colombo-venezolana se ha resguardado en los últimos días por batallones de las FANB, pero queda la duda sobre las posibles brechas que pudieran existir y que permitirían la entrada de saboteadores y provocadores a Venezuela. Muchos de ellos pudieran haber entrado desde hace algunos meses. encontrándose ocultos bajo la protección de la derecha. De esta forma, hay que presumir que una opción puede ser el ataque bajo bandera falsa contra territorio colombiano para generar un conflicto armado binacional. Este sería uno de los frentes para propiciar una invasión contra la nación bolivariana. El segundo hecho lo es la maniobra política, aupada por Holanda, miembro de la OTAN, contra el Premier Gerrit Schotte, cuando el oficialismo perdió la supremacía en el Parlamento y fue sustituido por un gobierno interino dirigido por Stanley Bertrian, y que permanecerá hasta que se realicen elecciones anticipadas el 19 de octubre, luego de las elecciones venezolanas. No hay que descartar que Curazao, situado a unos 50 km de la costa occidental de Venezuela, pudiera ser, potencialmente, otro de los frentes desde donde se puede articular una acción invasiva por parte de Estados Unidos.

No cabe dudas, pues, que las fuerzas de la derecha realizarán todas las tentativas posibles para evitar el triunfo de Chávez el próximo 7 de octubre, sembrando el terror, el caos y la intranquilidad ciudadana. La respuesta correcta es un alto nivel de organización, de vigilancia activa y evitar las provocaciones que puedan generar situaciones favorables para que sean explotadas mediáticamente por los enemigos de la Revolución Bolivariana. La victoria en las urnas es un logro innegable, pero ese no es el mayor reto para Venezuela. El reto mayor es la salvaguarda de lo alcanzado, la previsión ante los actos del enemigo y la unidad estrecha de la masa revolucionaria venezolana.

La solidaridad internacional con Venezuela también es decisiva para impedir una agresión desde el exterior.

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