jueves, 30 de agosto de 2012

¿Hasta donde Israel puede llevar a Capriles, en su odio a Venezuela?

JEAN-GUY ALLARD / Tomado de teleSUR – El discurso violento anti-Chávez del gobierno israelí que deposita todas sus esperanzas en él, las relaciones que mantiene con los círculos sionistas de Venezuela, el vínculo entre Antonio Ledezma alcalde de Caracas y el primer ministro Netayahu, han expuesto al candidato opositor Henrique Capriles a verse asociado, tarde o temprano, a las manipulaciones y los planes, a menudo peligrosísimos, de los mecanismos de inteligencia del estado sionista.
Hace falta por cierto, respetar las características étnicas del candidato opositor a la presidencia de Venezuela y hablar del tema obliga a ciertas citas con las que hay que tener precaución, pero hay hechos imposibles de ignorar.

En febrero pasado, la Confederación de las Asociaciones Israelitas de Venezuela (CAIV) recibió a Capriles y los demás candidatos de la MUD opositora, en la sede de la Fraternidad Hebrea B’nai B’rith, de Caracas. Ya al empezar la reunión, Miguel Truzman, secretario general de la CAIV, planteó las “inquietudes” claramente sionistas de la organización, en cuanto a las relaciones de Venezuela con Irán y a la ruptura de las relaciones diplomáticas del país con el Estado de Israel.

Ya visto como el posible ganador de la primarias de la oposición,
”Radonski comentó los orígenes de su familia”, relata el boletín del CAIV, antes de enumerar “cuáles serían los lineamientos de su gobierno”.

De manera clara, el candidato de la MUD se identificó entonces con la orientación política claramente sionista de sus interlocutores, para quien ser judío obliga a actuar dogmáticamente acorde a la política del estado israelí.

De hecho, mientras manifiesta frecuentemente su adhesión a la fe cristiana, mayoritaria en el país, Capriles también reivindica los orígenes judíos de su familia, según las circunstancias.

La prensa israelí no usa tantos matices: Judío enfrentará a Chávez en elecciones presidenciales, anunció la página Web Israel en línea, el 16 de febrero pasado, con evidente satisfacción.

“Capriles Radonski proviene de dos familias de inmigrantes judíos que llegaron a Venezuela escapando del nazismo y que hicieron fortuna. Los Capriles están asociados a la banca, la construcción y los medios impresos. Y los Radonski son dueños del circuito de salas de cine más grande del país”, precisa la publicación israelí en un reporte claramente elogioso donde se señala que el ahora gobernador de Miranda fue “alcalde de Baruta: el segundo municipio más rico de los cinco”, del área metropolitana de Caracas.

Israel en Línea, como la mayoría de las publicaciones israelíes, publica de manera frecuente artículos claramente desfavorables o agresivos hacia el Presidente Chávez y la Revolución Bolivariana, y difunde materiales propagandísticos con referencias a los problemas de salud del líder venezolano.

“El cáncer de Hugo Chávez está en su etapa final”, titulaba hace unos meses Aurora, (“Todo sobre Israel y el judaísmo en español”) que repetía las aserciones difamatorias del periodista estadounidense Dan Rather.

Antonio Ledezma en Israel

La visita a Israel del alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, en representación de Capriles, descartó las dudas de quienes veían la relación del candidato con los círculos sionistas venezolanos como algo simplemente legítimo de parte de una persona de ascendencia hebrea.

La Conferencia Internacional de Intendentes, el evento internacional que sirvió de cobertura al viaje de Ledezma a Israel, no es un encuentro más para alcaldes de distintas partes de mundo, con un simple propósito de crear relaciones y de estudiar proyectos urbanísticos. Es un conciliábulo con carácter altamente político.

La reunión de Jerusalén era patrocinada por el Consejo Americano del Judaísmo Mundial, encabezado por el magnate estadounidense Jack Rosen, una eminencia del mundo sionista.

Apodado ‘Rosey’ por su buen amigo George W. Bush, Rosen es también jefe del todo poderoso American Jewish Congress, una posición que le valió todos los honores de parte de sucesivos presidentes norteamericanos.

La invitación de Rosen a Ledezma correspondía a intereses mayores tanto de parte del clan político de Capriles que del propio Estado israelí: el evento mayor del viaje del político venezolano no fue el congreso sino un encuentro estratégico con el primer ministro Binyamín Netayahu.

Lo único que se supo de la reunión entre Ledezma y el más feroz de los estadistas israelí, obsesionado con Irán, fue la disposición de Capriles de restituir las relaciones con el Estado hebreo, según el relato de Aurora, actuando como si fuera un Jefe de Estado o representante del parlamento venezolano.

«Hablamos de la solidaridad del pueblo de Venezuela con la comunidad judía. Además de nuestra disposición, en un nuevo gobierno, presidido por Henrique Capriles Radonski, a restablecer las relaciones con el Estado de Israel», dijo Ledezma a Israel en linea.

Ledezma tuvo otra reunión, esta vez con el Canciller Avigdor Lieberman y “otras autoridades de Gobierno” no identificadas. Del contenido de este encuentro no se supo nada.

“Estoy dispuesto a ayudar en lo que sea”, dijo el venezolano en un encuentro con la prensa, en un grosero acto injerencista, que muestra hasta donde puede llegar el intrusismo de estos personajes.

En un análisis publicado en Aurora, poco después de la elección de Capriles a la candidatura opositora, Bernardo Ptasevich, editorialista de la publicación sionista, expresó de manera no equivoca la visión israelí de la Revolución bolivariana y de su líder.

“Los israelíes tenemos que estar al tanto de lo que pasa en cada punto del planeta porque todo nos afecta, para bien o para mal. El caso del presidente venezolano Hugo Chávez es de nuestro interés directo, por tratarse del aliado latinoamericano de Mahmoud Ahmadinejad. O sea, quien puede ayudarlo con sus planes contra los judíos y contra occidente en ese continente”, escribió.

“A pesar de haber sido elegido en elecciones, el Presidente venezolano es un dictador de los más crueles, por su forma de pensar fanática y demente, así como por sus acciones en las que usa la violencia o cualquier artimaña para conseguir lo que desea y cada vez más poder”, añadió en términos que obligan a reflexionar sobre las ideas de quienes proponen acercar Venezuela al país gobernado por Binyamín Netayahu.

“Para Israel, un cambio de gobierno en Venezuela sería una excelente noticia, un paso positivo que daría vuelta a la peligrosa inclinación política actual del continente”, concluyó Ptasevich.

Al satanizar a Chávez con tal violencia, el portavoz oficioso del Estado israelí revela la dimensión real del odio de la cúpula que dirige Israel hacia quién no se arrodilla ante sus orientaciones y no aplaude a sus planes.

Dicho por el órgano de un país que amenaza a sus vecinos, que predica el uso de las armas – incluso las nucleares – contra quienes se atreve a enfrentarlo, es por cierto preocupante.

“El diablo vive entre Caracas y Teherán”

Lo señaló con mucha justeza el analista José Steinsleger, en un estudio publicado en el diario mexicano la Jornada, titulado Israel exporta su guerra a América Latina: “Washington y Tel Aviv coinciden en atacar al Diablo que, como es sabido, vive entre Caracas y Teherán, y en las sucursales que el infierno abrió en Bolivia, Ecuador y Nicaragua”.

No hay duda que el Mossad, el servicio de espionaje cuyos agentes patrullan cada rincón del planeta y reivindica colaboradores e informantes donde sea, no es ajeno a la relación privilegiada autorizada e impulsada por Netayahu con el “líder” de la oposición venezolana.

Se denunció hace poco la contratación de guardaespaldas israelíes para asegurar la protección del candidato de la MUD.

Cuando uno se recuerda de los equipos técnicos que Israel puso a disposición de los golpistas hondureños cuando éstos asediaron la Embajada del Brasil donde se refugiaba Zelaya, entiende por que el Mossad, cuando las circunstancias lo permiten, puede ser un arma letal en manos de un ejecutivo sionista que siempre ha estimado la guerra como instrumento de hacer política según la creencias excluyentes y racistas del sionismo.

Conociendo estos servicios de inteligencia y considerando su fama histórica y los variados crímenes de los cuales se les acusa – desde la intoxicación fatal contra Yasser Arafat, hasta los asesinatos selectivos de científicos iraníes – hay que preguntarse hasta donde llevarán o han llevado a Capriles los “especialistas” israelíes para impedir la reelección del “aliado latinoamericano de Mahmoud Ahmadinejad” y para yugular la influencia iraní en América Latina.

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