INFORME Q| A partir de hoy, España está oficialmente rescatada.
La Unión Europea (UE), a través de los ministros de Finanzas, aprobó un
“préstamo” de cien mil millones de euros para amparar la quiebra del
sistema bancario, plagado de “productos tóxicos” fruto de la burbuja
inmobiliaria y el modelo económico neoliberal que asumió el país durante
tres décadas. El crédito pasará a formar parte de la “deuda del
Estado”, es decir de todos los contribuyentes y ciudadanos españoles.
El presidente del gobierno, el conservador Mariano Rajoy, no
compareció ante los medios para dar la mala noticia, y mantiene su
agenda intacta, que pasa por viajar este domingo a Polonia para ver
jugar a la selección española de futbol.
La UE ya tiene oficialmente a cuatro países en bancarrota: Grecia,
Portugal, Irlanda y España. Este último es uno de los más afectados por
la crisis que se inició en 2008 y con peores perspectivas a medio plazo:
la tasa de desempleo ya supera 24 por ciento, que se traduce en 5
millones 600 mil personas, la economía está en recesión desde el primer
trimestre del año y no se espera una recuperación, aunque sea débil,
hasta después de 2013. Los índices de pobreza van en aumento mientras el
Estado, con durísimos recortes y ajustes presupuestarios, es cada vez
más débil y atiende menos a los más desfavorecidos.
Finalmente se cumplieron los vaticinios, filtraciones y rumores que
el gobierno español negó por sistema, a pesar de las evidencias que
advertían de la inminencia del rescate.
En una reunión del eurogrupo –los ministros de Finanzas–, a través de
una videoconferencia se negoció durante más de tres horas las
condiciones del rescate a España, con dos planes sobre la mesa: la
propuesta del gobierno de Madrid de que la UE inyectara directamente el
dinero a la banca sin que estos fondos pasaran a formar parte de la
deuda del Estado –lo que hubiera supuesto un agravio comparativo con
Grecia, Portugal e Irlanda–, o el plan de inyectar el dinero a través
del Fondo de Restructuración Bancaria, creado por el gobierno español
para salvar de la quiebra a buena parte de su sistema bancario. Al final
los ministros europeos rechazaron la propuesta española y aceptaron la
inyección de capital de cien mil millones de euros, pero matizando que
“las reformas del gobierno van por el buen camino” y que el “gobierno
español tendrá la responsabilidad total de los planes financieros”.
El ministro de Economía español, Luis de Guindos, se negó a calificar
la medida aprobada como “rescate”, al emplear el término “préstamo” y
al repetir en numerosos ocasiones que se trataba además de un paquete
económico en “mejores condiciones que las del mercado” y que sólo así se
podrá garantizar que vuelva a fluir el “crédito” en el país y la
recuperación económica. El responsable de dar la noticia por parte del
gobierno también recalcó que no se había cedido ni un gramo de
“soberanía” –como sí ocurrió con los otros países rescatados del
entorno–, al sostener que
en las negociaciones no se había reclamado a cambio ninguna medida
concreta ni un giro en las políticas públicas, que –cabe recordar– desde
que asumió el poder el derechista Partido Popular (PP) se han
caracterizado por los recortes en los servicios básicos y en enfocar los
esfuerzos en sacar de la quiebra a un sistema financiero que hace sólo
unos años era puesto como ejemplo de eficiencia y poder.
El principal problema del conjunto de la banca española son los más
de 320 mil millones de euros vinculados al sector del “ladrillo”, que
desde 2008 se encuentra virtualmente paralizado y que, con la recesión y
la caída del consumo, se ha agravado con el aumento de los impagos de
los préstamos y los desahucios. El primer síntoma de la gravedad de la
situación del sector financiero vino de las pequeñas cajas de Valencia y
Cataluña, pero después se supo que el cuarto mayor banco del país,
Bankia, estaba al borde del colapso por los “créditos tóxicos” y por una
gestión que, se supo después, había estado plagada de irregularidades y
presuntas corruptelas. Fue entonces cuando se anunció el segundo gran
paquete para salvar a Bankia, que ascendió a 19 mil millones de euros,
que sumados al primero representó un total para las arcas públicas de 23
mil 500 millones.
Las irregularidades y zonas oscuras en la contabilidad de los bancos
españoles impiden tener una certeza de la radiografía real del sector, y
una de las condiciones impuestas por los “mercados” y por la UE fue que
se realizaran dos auditorías –que se presentarán a finales de junio–
sobre el estado real de las cuentas de los bancos.
A pesar de las dudas, y con los datos que se tienen sobre la mesa, ya
organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o agencias de
calificación como Ficht habían advertido esta misma semana que España
necesitaba un rescate de entre 40 mil y 100 mil millones de euros, una
vez que sostenían que al menos 30 por ciento de su sector financiero no
estaba en condiciones de sobrevivir sin estas inyecciones de capital.
Mientras, De Guindos, en la rueda de prensa, respondió a una de las
preguntas que se hace buena parte de la sociedad española: “¿por qué, si
es una noticia tan importante, no ha comparecido ante la sociedad el
presidente del gobierno?” A lo que respondió con un escueto: “porque yo
soy el representante de España ante el eurogrupo”.
Y desde La Moncloa, la sede oficial de la presidencia del gobierno,
se confirmó que Rajoy mantenía intacta su agenda y que su intención es
acudir este domingo a Polonia al primer partido de la selección española
de futbol en la Eurocopa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario