martes, 12 de junio de 2012

Marciano: El domingo se inscribió un perdedor, el lunes un ganador

Según Marciano, Chávez “nunca está ausente del debate político” y este lunes apareció, contra todo pronóstico necrofílico, en medio de una gigantesca multitud para sellar nueva alianza con su pueblo.  

En su habitual columna Piedra de Tranca, publicada en el Diario Vea, Marciano asegura que el domingo se inscribió ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) un perdedor, Capriles, y el lunes lo hizo un ganador, Chávez. De modo que para Marciano lo que sucederá el próximo 7 de octubre está a la vista. “Y la culpa no es de Capriles, que desde luego la tiene por no haberse preocupado por acceder a una mínima formación cultural, sino que Chávez es un contrincante excepcional para cualquiera”.
Continúa: “Chávez sabe moverse en el escenario político como Cassius Clay (…) golpea donde tiene que golpear (…) pega donde duele y pasa la mano, suavemente, cuando no le interesa maltratar al rival (…) sabe administrar presencias y ausencias. Desaparece para sembrar la confusión y reaparece para reasumir la conducción en el momento menos pensado”.
Una prueba de las habilidades del candidato de la revolución, a juicio de Marciano, es con qué “dignidad y entereza” enfrentó su enfermedad, cómo “la administró sin inmutarse, dando la cara, logrando unir en torno a él un vasto sentimiento colectivo de solidaridad, de afecto, con lo cual logró desatar un tsunami de amor”, pero además, considera el columnista, el líder de la revolución bolivariana supo aprovechar la torpeza de sus adversarios, los “provocó para que convirtieran su enfermedad en tema central y puso a pelear el odio que movía a la oposición con el amor que desencadenó el pueblo hacia él”.
Una oposición delirante, demente, “cebada en su visión miserable de la vida”, que incluso días antes apostó a que Chávez estuviera físicamente impedido para inscribirse, en persona, como candidato presidencial. Para sorpresa de los necrofílicos, “el cadáver revivió hace apenas 24 horas, en medio de una gigantesca multitud para sellar la alianza con el pueblo, garantía de un éxito espectacular el próximo 7 de octubre. El resto de la historia es lo innombrable, lo marginal que queda tras la apoteosis de una victoria, cuando los derrotados se calcinan en la frustración y el odio”.

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