viernes, 15 de junio de 2012

El Fondo de Ahorros de Panamá (Kevin Harrington-Shelton)

Ricardo Martinelli es notorio por no rendir cuentas por nada, a nadie --- salvo a quien redacta los Wikileaks en la embajada norteamericana. El tema del Fondo de Ahorros de Panamá ilustra nuevamente su actitud anti-democrática... ¡los millones del FAP se los fumigará en un tris!

Varias de las naciones en crisis en Europa tienen en común con Panamá una falta de información veraz de parte de gobernantes hacia quienes pagarán los platos rotos. Panamá no está inoculada contra este virus de las finanzas públicas de Siglo XXI.  Ricardo Martinelli es notorio por no rendir cuentas por nada, a nadie --- salvo a quien redacta los Wikileaks en la embajada norteamericana. El tema del Fondo de Ahorros de Panamá ilustra nuevamente su actitud anti-democrática.
El FAP está mal-bautizado, porque su creación obedece más a los requisitos de bancos internacionales que a los nacionales. Estos, prevenidos por acontecimientos europeos que afectarán directamente en el resto de sus carteras, están siendo muchísimo más cautos con países (como Panamá) y están condicionando sus nuevos desembolsos a un manejo más conservador de nuestros recursos, presentes y futuros. Por ello es secretismo con que se aprobó su formación.
De haber tenido un propósito de ahorro propiamente dicho, (como es del caso en el Fondo Soberano de Singapur), el señor Martinelli no habría dudado en abrir a una discusión pública la decisión de cómo disponer de estos dineros. En Singapur, el gobierno explica clara y abiertamente a los contribuyentes qué tiene en mente, y mantiene férreos controles financieros sobre su Fondo. En Panamá, ni el señor Martinelli ni sus ministros de a dedo, nos explican absolutamente nada.
A 2 años todavía esperamos aclaración del por qué, el pagar $420 millones por un Corredor Sur que no teníamos por qué comprar, que sólo vale $200 millones, y que no resolverá ni ún sólo tranque, constituye para el Señor Presidente “el mejor negocio que hará el Estado”. Con esa lógica, ¡los millones del FAP se los fumigará en un tris!
Pero peor, desde la óptica democrática, es la reglamentación prevista para el FAP. Antes del golpe de Estado de 1968, la propia Asamblea dictaba las reglamentaciones, de forma aparejada con las leyes que aprobaba. De suerte que no hubiera duda en los funcionarios llamados a ejecutarlas, de qué obraba en la mente del legislador al aprobar la ley. Pero para éste instrumento, que tanto afecta el futuro de nuestra Nación, se ha obviado esta práctica tan sana. Así, la mecánica y la letra menuda del FAP ha sido delegada por (demasiados) diputados inútiles en ministros de a dedo, quienes no han sido electospor el pueblo, pero que ejercerán en recámaras refrigeradas las funciones en la dirección de fondos públicos que constitucionalmente pertenecen al Órgano Legislativo.
El presidente habría sido (mucho) más sabio, si hubiese aprovechado la oportunidad que presentaba la creación del FAP, para convocar a un gran diálogo nacional acerca del Panamá que queremos --- y sobre la plata que tenemos para forjarla. Esta es una ilustración más, de que la verdadera historia de su administración se documentará en términos de las oportunidades perdidas, hacia una verdadera democracia.
Quienes comemos 3 veces al día estamos en la obligación de velar por quienes no comen, y la mejor forma de hacerlo es promoviendo un estado de derecho que funcione como debe --- con transparencia.

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