Ricardo Martinelli es notorio por no rendir cuentas por nada, a nadie
--- salvo a quien redacta los Wikileaks en la embajada norteamericana.
El tema del Fondo de Ahorros de Panamá ilustra nuevamente su actitud
anti-democrática... ¡los millones del FAP se los fumigará en un tris!
Varias de las naciones en crisis en Europa
tienen en común con Panamá una falta de información veraz de parte de
gobernantes hacia quienes pagarán los platos rotos. Panamá no está
inoculada contra este virus de las finanzas públicas de Siglo XXI.
Ricardo Martinelli es notorio por no rendir cuentas por nada, a nadie
--- salvo a quien redacta los Wikileaks en la embajada
norteamericana. El tema del Fondo de Ahorros de Panamá ilustra
nuevamente su actitud anti-democrática.
El FAP está mal-bautizado, porque su creación
obedece más a los requisitos de bancos internacionales que a los
nacionales. Estos, prevenidos por acontecimientos europeos que afectarán
directamente en el resto de sus carteras, están siendo muchísimo más
cautos con países (como Panamá) y están condicionando sus nuevos
desembolsos a un manejo más conservador de nuestros recursos, presentes y
futuros. Por ello es secretismo con que se aprobó su formación.
De haber tenido un propósito de ahorro
propiamente dicho, (como es del caso en el Fondo Soberano de Singapur),
el señor Martinelli no habría dudado en abrir a una discusión pública la
decisión de cómo disponer de estos dineros. En Singapur, el gobierno
explica clara y abiertamente a los contribuyentes qué tiene en mente, y
mantiene férreos controles financieros sobre su Fondo. En Panamá, ni el
señor Martinelli ni sus ministros de a dedo, nos explican absolutamente
nada.
A 2 años todavía esperamos aclaración del por
qué, el pagar $420 millones por un Corredor Sur que no teníamos por qué
comprar, que sólo vale $200 millones, y que no resolverá ni ún sólo
tranque, constituye para el Señor Presidente “el mejor negocio que hará
el Estado”. Con esa lógica, ¡los millones del FAP se los fumigará en un
tris!
Pero peor, desde la óptica democrática, es la
reglamentación prevista para el FAP. Antes del golpe de Estado de 1968,
la propia Asamblea dictaba las reglamentaciones, de forma aparejada con
las leyes que aprobaba. De suerte que no hubiera duda en los
funcionarios llamados a ejecutarlas, de qué obraba en la mente del
legislador al aprobar la ley. Pero para éste instrumento, que tanto
afecta el futuro de nuestra Nación, se ha obviado esta práctica tan
sana. Así, la mecánica y la letra menuda del FAP ha sido delegada por
(demasiados) diputados inútiles en ministros de a dedo, quienes no han
sido electospor el pueblo, pero que ejercerán en recámaras refrigeradas
las funciones en la dirección de fondos públicos que constitucionalmente
pertenecen al Órgano Legislativo.
El presidente habría sido (mucho) más sabio, si
hubiese aprovechado la oportunidad que presentaba la creación del FAP,
para convocar a un gran diálogo nacional acerca del Panamá que
queremos --- y sobre la plata que tenemos para forjarla. Esta es una
ilustración más, de que la verdadera historia de su administración se
documentará en términos de las oportunidades perdidas, hacia una
verdadera democracia.
Quienes comemos 3 veces al día estamos en la
obligación de velar por quienes no comen, y la mejor forma de hacerlo es
promoviendo un estado de derecho que funcione como debe --- con
transparencia.
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