Question./ Es conveniente desechar todas las ilusiones triunfalistas.
Desconocer que no todos los escenarios son favorables, incluso ganando
el proceso electoral por estrecho margen hay que demoler la doxa
triunfalista.
Javier Biardeu |
Ciertamente, si Chávez supera los 8.5000.000 votos el 7-O, la
revolución bolivariana entraría en una fase de profundización hegemónica
y consolidación, siempre y cuando los escenarios de baja abstención
favorezcan al gobierno. Si la revolución no llega a los 7.500.000 votos y
la oposición logra superar los 6.500.000 el proceso de radicalización y
de profundización quedaría prácticamente bloqueado, la trayectoria más
viable sería un socialismo reformista con amplias concesiones y
negociaciones a los actores sociales y políticos de la oposición.
Un exceso de confianza y triunfalismo haría imposible llegar a los
9.000.000 de votos pues, si tomamos en consideración los datos
históricos, una meta de 10.000.000 de votos implicaria una reducción
nunca vista de la abstención (< 20 %), un techo de la oposición en
6.000.000 de votos; y por tanto una canalización nunca vista de nuevos
votantes y de no alineados hacia la opción bolivariana.
La situación de salud del Presidente, dado el carácter del sistema de
conducción del proceso bolivariano, es una variable determinante de
cualquier resultado en juego. Las especulaciones sobre si un presidente
enfermo puede ganar un proceso electoral son eso: simples
especulaciones. Lo que si aparece sobre el horizonte es una amplia zona
de incertidumbre sobre el reconocimiento o no de los resultados
electorales, lo cual obliga a reforzar de modo urgente la autoridad
electoral del CNE y del resto de la institucionalidad del Estado,
incluyendo al Plan República, la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía
General de la República, la Asamblea Nacional y el TSJ.
El reciente Consejo de Estado podría ser un agente articulador o
dinamizador de dos dimensiones de la coyuntura: a) lograr el
fortalecimiento institucional de las instituciones del Estado ante la
coyuntura electoral; y b) viabilizar políticamente unos parametros
mínimos de diálogo y concertación sobre reglas de juego electorales
claras, respetadas por los actores que participan en el conflicto
sociopolítico venezolano, canalizado electoralmente.
El Comando antigolpe podría pasearse por escenarios no electorales,
que incluyen una mirada mas fría de la realidad electoral, no
contaminada exclusivamente por las interpretaciones de encuestas,
analizando experiencias comparadas, monitoreando exhaustivamente el
rigor técnico de las empresas encuestadoras, así como el juego de
intereses económicos, internacionales,mediáticos y políticos que las
condicionan.
Lo más preocupante es que no se haya aprendido de la experiencia del
“golpe mediático” del 11 de abril, para impedir que condiciones como las
que se presentarán sin duda el día 7-O sean aprovechadas como
estructuras de oportunidad para activar un plan de desconocimiento de
los resultados electorales que tiene como blanco fundamental la
manipulación de percepciones y la distorsión informativa. Es falso, por
ejemplo, que si un actor conquista el corredor electoral del país gana
las elecciones nacionales. Hay que desactivar esta trampa a tiempo. No
es posible confundir deliberadamente la “parte” con el “todo”, por más
que “la parte” concentre significativos recursos de poder a ser
movilizados: económicos, políticos, informacionales, comunicacionales,
internacionales e incluso focos de agirtación militar.
Finalmente, habrá que reconocer la heterogeneidad constitutiva de las
bases sociales de apoyo de la revolución bolivariana. Existen apuestas
pragmáticas e identificaciones ideológicas con la revolución
bolivariana.Todavía sigue siendo una tarea clave de los partidos y
movimientos sociales que participan en el impulso del proceso
bolivariano el conquistar o ganarse electores sin definición
político-ideológica; transformar a los actores pragmáticos en actores
concientes mas comprometidos con el proyecto nacional y ahondar en su
conocimiento pleno de las fuerzas antagónicas, para evitar sorpresas y
zarpazos que pueden anticiparse con medidas de alerta temprana.
El Comando Carabobo y el GPP deben articularse como expresiones
organizativa en todos los ámbitos de la geografía nacional de las
fuerzas bolivarianas, para la actuación estratégica – operativa de la
Misión 7-O. Para asegurar el triunfo electoral en el 7 de octubre de
2012 es preciso comenzar por reconocer que no erá una elección
convencional.
Como directrices estratégicas para la campaña electoral, debe reconerse que:
a) La búsqueda del voto es una actividad fundamental de todas las
unidades de base, de las patrullas y de cualquier forma de organización
de base de los partidos y movimientos que suman sus esfuerzos a la
revolución bolivariana..
b) hay que evitar los intentos de fraude opositores en los centros de
votación donde controlan tanto miembros de mesa como testigos..
c) hay que incorporar decisivamente a los no alineados y a los excluidos políticos en la opción bolivariana.
d) Hay que aislar y neutralizar a las fuerzas golpistas y desmontar
cualquier plan de agitación y creación de focos de violencia antes,
durante y luego del proceso electoral del 7-O.
e) Hay que consolidar la fuerza electoral que se tiene, sembrar y fortalecer la unidad bolivariana a toda costa.
f) Hay que atraer el segmento indeciso y no alineado, explicarle las
razones para votar por Chávez, para consolidar un proceso de desarrollo
con justciia social, e impedir una nueva entrega de la independencia
nacional..
g) Hay que neutralizar el crecimiento del adversario, además de
conocer con certeza las lineas que dividen a una opocisión que juega a
reconocer el proceso electoral como forma para dirimir diferencias, de
aquella que está casada con un plan para derribar la revolución
bolivariana a cualquier costo humano y político.
El incrementó del Registro Electoral, la inclusión de los sectores
más marginados de la población, donde el proceso bolivariano, el
asegurar una alta participación del electorado de las barriadas pobres
del país, la incorporación de nuevos centros electorales en las
barriadas pobres, todo esto son elementos para asegurar la construcción
de un voto popular mayoritario.
Frente a cualquier contingencia, los organismos de seguridad del
Estado y las redes de inteligencia social deben advertír de cualquier
acción o plan activado el 15 de agosto, así como confrontar cualquier
matriz mediática que pretenda desconocer la autoridad electoral del CNE
o promover hechos de sabotaje o de desobediencia en los centros de
votación, a fin de enrarecer, demorar u obstaculizar los comicios.
Debe desplegarse una fuerte organización social de base por cada
centro de votación en procura de reducir los márgenes de de la oposición
desestabilizadora, sobre todo en aquellos bastiones territoriales donde
se cuente con información veraz sobre posibles acciones de
desconocimiento de los resultados electorales. Es la respuesta popular,
junto a la amplia presencia de acompañantes internacionales, medios
independientes de los paises de UNASUR y del ALBA, e internacionales
desplegados en todo el territorio nacional, los que pueden neutralizar
cualquier tendencia desestabilizadora.
Estas y otras medidas que aprecerán desde el seno del pueblo, deben
canalizarse adecuadamente en el seno del GPP y el Comando Carabobo en
función de modificar la actitud del triunfalismo por la actitud del
activismo político y social en las actuales circunstancias. Esto implica
dejar atrás las pasiones tristes, actuar conforme a un criterio de
unidad de propósitos y manejar con madurez las diferencias y matices sin
necesidad de obviar que los enemigos del proceso tratan de socavar la
unidad patriotica de la revolución bolivariana con cualquier pretexto o
subterfugio.
En cualquier caso, sea la candidatura de Chávez o sea la candidatura
de la revolución bolivariana, lo fundamental es asegurar la
consolidación, reconducción y profundización del proceso de revolución
democrática y socialista de alcance descolonizador y ecológico, en
función de la construcción del buén vivir y el desarrollo humano con
justicia e inclusión social para todos y todas. Sin necesidad de tantas
polémicas infecundas para el beneficio del avance y la unidad de todas
las izquierdas presentes en el campo bolivariano. El asunto clave del
7-O es la victoría y la acumulación de fuerzas para un proyecto de nuevo
socialismo democrático y liberador.
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