domingo, 20 de mayo de 2012

Chavismo, capitalismo, “valle de balas” y Contraloría Social.


Nicmer Evans./ Este 19 de mayo tuve el honor de participar en la IV Asamblea Nacional de La Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora en la ciudad de Valencia, donde me solicitaron un análisis de coyuntura y propuestas en torno al Poder Popular y el 7O. Me permito hacer para ustedes un muy breve resumen de las ideas presentadas durante cuatro intensas horas de intercambio con representaciones de todo el país.

En el contexto político nacional

    Seguir pasando del yo Chávez al nosotros Chávez. Nuestra revolución es Chavista, con pretensión de avanzar al socialismo. Un problema estructural de nuestro proceso revolucionario es que para ser socialista debe superar el personalismo político, pero la otra verdad es que para lograr la transferencia del poder a su legítimo poseedor, primero había que tenerlo. Esto hizo necesario un Chávez fuerte, centro de todo, pero después de 13 años es necesario que ahora Chávez no sea un solo hombre, sino que Chávez seamos todos.
    Un Estado débil y un gobierno fuerte. Hemos puesto en riesgo el avance de un    Estado revolucionario, manteniendo una estructura de Estado Liberal Burgués, burocratizada y burocratizante, pero además ineficaz, que no logra cumplir con el rol fundamental del Estado: garantizar la preservación de la vida y el establecimiento del orden ciudadano a través de instituciones legítimas. Tenemos a un Estado que aún aplica la fuerza contra los campesinos y luchadores sociales, criminalizando la lucha popular, pero no aplica la misma fuerza contra quienes armados piden negociar dentro de las cárceles. Sin embargo tenemos un gobierno fuerte, amado por su pueblo, con políticas que han reivindicado los reclamos fundamentales en contra de los gobiernos anteriores y ha logrado promover la participación activa del pueblo en función de la resolución de sus problemas.
    Un modelo económico débil, que aunque tiene bases sólidas para promover el avance en la transformación del modelo económico rentista petrolero y parasitario burgués, sin embargo se alegra de dar cifras donde la propiedad social no avanza, donde la socialización de los medios de producción no se asoma, y donde el sector privado avanza, pero no productivamente si no a expensas de la renta petrolera y ni siquiera el Estado incrementa su participación en el PIB, por lo que seguimos siendo una economía de puerto.
    Una oposición decadente, que fenece ante su propia incapacidad de interpretar las aún existentes necesidades del pueblo, haciendo que incluso los errores del gobierno sean insignificantes ante el riesgo de volver a ser gobernados por semejantes despojos de la política venezolana.
    Un pueblo transformado, más conciente y con mayor formación política que reclama más transparencia y mayores niveles de eficiencia y eficacia en la gestión pública, en suma a un proyecto de país propio, autóctono y sin medias tintas.

En el contexto político internacional

 Unas cercanas elecciones presidenciales en los EUA. Que sin duda condicionan la enervación de discursos y acciones antichavistas desde el imperio en función de satisfacer la demanda de los grupos de mayor poder financista en esta campaña, el anticastrismo, y las trasnacionales energéticas, que ven en las políticas de acción nacional venezolana un riesgo para los intereses de su enriquecimiento extractivo.
    Una serie de victorias hacia la izquierda mundial. Que tiene su referencia más cercana en Hollande en Francia, pero que se disemina en el resto del mundo con mucha prontitud.
    Los indignados y ocupas, que se constituyen en una fuerza social mundial importante, en resistencia al capitalismo mundial.
    La burbuja económica capitalista y el fin de esta forma de interpretar la riqueza a través del mantenimiento de un estilo de vida artificial, no basada en el trabajo presente, sino en el compromiso incierto de un trabajo futuro, el crédito no productivo.


La realidad concreta.

    Acciones de desestabilización política y social, producto de las proyecciones electorales donde la derrota de la derecha es inevitable, hacen adelantar a algunos sectores extremistas de la oposición una operación “valle de balas” (así la llamo) que pretende enervar lo que de por si ya es un problema serio en nuestro país, la inseguridad. En 13 años la oposición ha logrado politizar el problema de la inseguridad pero no lo ha partidizado, tratando de atribuirle toda la responsabilidad del problema a Chávez, y erigirse ellos como la única solución. Ahora, faltando 5 meses para las elecciones, la arremetida final es lograr generar el terror en las calles sobre un problema real: la inseguridad. Bandas motorizadas distribuidas en toda la ciudad capital y las principales ciudades, tienen como objetivo llenar aún más de balas a nuestra ya aterrorizada psiquis.
    En contraprestación, el gobierno convoca a un Comando Antigolpe, que no tiene como fin resistir ante alguna zozobra militar, sino, servir de grupos de acción y resistencia ante la arremetida de grupos de extrema derecha que pretenden desarrollo entre otras acciones la operación “valle de balas”.
En pocas palabras, esta última fase de campaña se centrará en el tema de la inseguridad con acciones que pretenden, por parte de la oposición, revertir a través de un fenómeno que irrumpa en la opinión pública de manera violenta (operación “valle de balas”) y pueda revertir una tendencia casi irreversible, la victoria de Chávez el 7O.




En si, una compleja situación nos describe, pero una fuerte esperanza nos sigue moviendo, el amor a un líder convaleciente y en recuperación, el avance social concreto, el deseo de seguir transformando la realidad y la posibilidad real de construir nuestro propio destino nos demanda mayor acción y compromiso. Es por ello, que la urgente constitución de Contralorías Sociales, más allá de las coyunturas de nuestros Consejos Comunales, son sin duda las estructuras más concretas para garantizar el freno de quienes no desean que la revolución avance, tanto dentro como fuera del proceso revolucionario.

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