Isidro López./ En los últimos días, con la prima riesgo y Bankia convertida en la mayor quiebra financiera de la historia de España,
va tomando cuerpo la idea de que España ya está intervenida. Eso sí, se
sigue buscando mediante prueba y error, una fórmula forzosamente
diferente a la de Grecia, de rescate para grandes economías.
Desde un
punto de vista formal, se puede considerar que el aparato administrativo
necesario para la intervención ya estaba puesto en marcha desde el
pasado verano cuando, a instancias de Alemania, se dispuso un procedimiento de tutela efectiva de las cuentas públicas de los Estados nacionales
por parte de la UE. Hay que recordar que los problemas que generaría un
rescate a la griega, el principal de ellos reunir una suma de dinero
que estaría cercana —si se guardan las proporciones— a los cinco
billones de euros, para las economías de España e Italia ya fueron
fueron discutidos en el mes de junio de 2011.
Pero, ahora lo que
entonces se intuía ha estallado: el centro de los mecanismos de
acumulación financiera a los que llamamos “crisis del euro” se ha
trasladado a España forzando la quiebra de Bankia, disparando la prima
de riesgo, generando enormes yacimientos de beneficios financieros y
multiplicando exponencialmente la carga de deuda pública. Como viene
sucediendo en estos casos, los objetivos de la UE consisten en garantizar rendimientos financieros y dar prioridad absoluta al pago de la deuda pero sin forzar una situación de impago “desde abajo”
que escape a su control y desate la crisis bancaria a nivel europeo que
se lleva intentando aplazar desde el comienzo de la crisis. En esta
situación, la pregunta "¿Cómo se instrumenta un rescate escalonado?" se
ha convertido en un rompecabezas para el modelo de gobernanza de la
crisis del Euro impuesto por Alemania. Repasemos:
1) Mecanismos de rescate:
El
Estado español ha intentado inyectar títulos de deuda pública en Bankia
en lugar de liquidez. Esta operación es una variante de las operaciones
de REPO (o cesiones temporales de activos) que ha realizado el BCE. Por
un lado, esto evitaba los costes de financiación altísimos de los
mercados de deuda. Y por otro, abría la puerta a que el BCE inyectase
liquidez en Bankia mediante la recompra de estos títulos de deuda o su
utilización como garantía. Con esta fórmula, además, se le perdonaba a
España que esta operación computase como déficit. La "negativa", todavía
por verificar, del BCE a este plan de rescate encubierto, bien podría estar más relacionada con su excesiva visibilidad
y la repercusión que ha tenido sobre las bolsas que con un cierre en
banda a cualquier formula que permita los mini-rescates a España. En
todo caso, parece muy posible este procedimiento quede aparcado
temporalmente. Mientras se escenifica el juego de la tensión entre
España y el BCE, necesario para salvar los perfiles políticos de unos y
otros, la Comisión ya ha trasladado el terreno de juego a otro lugar.
Desde el principio de la crisis española, el mandato que ha tenido el
BCE ha sido disciplinario: no realizar ninguna operación de alivio de
los picos de la deuda hasta que no haya contrapartidas claras.
2) Contrapartidas del rescate:
En
los próximos días vamos a ver como el peso político se desplaza desde
los mecanismos del rescate hacia las políticas de recorte y
privatización. El domingo, justo después de filtrar la fórmula de la
inyección de deuda pública el gobierno puso inmediatamente encima de la
mesa un plan de privatizaciones por 30.000 millones de Euros.
Estas privatizaciones (AENA, Loterías, RENFE..) eran en realidad un
reciclaje de planes anteriores. Claramente, Bruselas ha considerado que
estos planes eran insuficientes, en un contexto en el que el déficit
público ya es el 70% del objetivo anual, y ha dejado claras cuáles
tienen que ser las siguientes operaciones políticas que tiene que asumir
el gobierno español: recortes en pensiones y seguro de paro con subida de IVA.
Una vez puestas en marcha estas líneas de desposesión, la UE se ha
mostrado favorable a relajar los objetivos de déficit para España y, muy
posiblemente, dispondrá cuáles son los métodos por los que inyectará
dinero en Bankia o, al menos, permitirá a España hacerlo sin que el
déficit se multiplique por tres.
Repetimos, la hipótesis fuerte aquí es que no va a haber ’un’ sólo rescate, como en Grecia, sino un goteo de decisiones políticas que van dosificando las contrapartidas de la intervención con una intensidad creciente.
Mientras los mecanismos de rescate van a operar mediante acciones
parciales y poco visibles en lugar de la gran suma puesta encima de la
mesa que en un sólo movimiento abre las economías rescatadas a los
intereses privados dominantes. Por supuesto, es muy posible que la prima
de riesgo siga disparándose, que caiga el gobierno y que vengan unos
tipos de la troika a hacerse fotos, esto, políticamente, sería una buena
noticia porque acabaría con las ilusiones de soberanía nacional que
quedan en pie, pero, es muy posible que las grandes líneas de este
rescate “por goteo” no cambien demasiado.
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