Keane Bhatt./ El 2 de mayo, Arthur Brice, productor ejecutivo de CNN, publicó lo
que se suponía debía ser un artículo acerca de Venezuela. En su lugar,
el panfleto de 4.300 palabras de Brice titulado Chavez Health Problems Plunge Venezuela’s Future Into Doubt .
Como analista político,
Noriega ha emitido declaraciones con total desfachatez. Apareció como el
principal experto en el artículo de Brice seis meses después de haber anunciado
–con base en lo que él dijera era el diagnóstico del equipo médico de
Chávez– que el Presidente venezolano “probablemente no vivirá más de
seis meses”. A Noriega le importa poco los hechos. Ha promovido sus
fantasiosas aseveraciones en importantes medios de comunicación,
frecuentemente con base en fuentes anónimas. Tomemos como ejemplo su
artículo publicado en 2010 por la revista Foreign Policy titulado Chávez’s Secret Nuclear Program
y cuyo subtítulo reza: “No está claro lo que Venezuela esconde, pero
definitivamente esconde algo –y el hecho que Irán esté involucrado
sugiere que no está en nada bueno”. (Funcionarios del Departamento de
Estado desestimaron dichas sospechas de manera “tajante”.
Las
entrevistas de CNN con Noriega y otros analistas predominantemente de
la derecha probablemente hicieron que Brice afirmara en su artículo del 2
de mayo la falacia que: “Diosdado Cabello, antiguo cohorte de
Chávez…consiguió amasar gran poder en enero cuando Chávez lo nombrara
presidente de la Asamblea Nacional”. De hecho, incluso el diario
venezolano El Universal, alineado con la oposición, informó el 5 de enero
que Cabello fue electo como nuevo presidente de la Asamblea Nacional,
aunque fuese “solo por los votos” de la mayoría parlamentaria que posee
el PSUV. Ewan Robertson, de Venezuelanalysis.com, indicó
que 98 diputados del bloque gubernamental parlamentario apoyaron a
Cabello, mientras que el bloque de 67 diputados de la oposición se
opuso. Dicho proceso electoral ha sido una constante en la dinámica
política venezolana en el transcurso de los últimos diez años.
El
resto de los dimes y diretes de CNN mantiene la misma tónica. Para
ofrecer dos ejemplos, Brice se sustenta en el doctor venezolano José
Rafael Marquina para que opine acerca del actual estado de salud del
presidente Chávez. Sin embargo, el mismo Brice admite que Marquina
“ejerce en Florida y no tiene conexión directa con el caso pero ha dicho
que tiene colegas que conocen lo qué está ocurriendo”. En el tema de la
política venezolana, “los cubanos”, escribe Brice, “quizás solo tengan
el poder para sugerir y manipular lo mejor que puedan”, pero luego cita a
“algunos observadores” que temen que los cubanos podrían actuar con su
“avanzada de punta” en el país para desatar a “las milicias en un
intento por tomar el poder”. Brice luego cita a Noriega al indicar que
“no tengo dudas que algunos cubanos emplearían medios violentos para
lidiar con los venezolanos”.
Dichos ejemplos son indicadores del
deseo de CNN de tejer una red de intrigas. Las elecciones presidenciales
de Venezuela pautadas para octubre no deberían diferir de las
efectuadas en anteriores oportunidades. Las elecciones libres y transparentes
han sido monitoreadas de cerca y han sido la palabra final en los
resultados políticos de Venezuela. Pero al sustentarse en entrevistas
telefónicas con autoproclamados “analistas”, quiénes en su gran mayoría
viven en EE UU, CNN ha dibujado la política venezolana como un gran
juego de ajedrez de “hombres poderosos que intentan doblar el arco de la
historia porque creen que la vida del presidente se le podría estar
escapando de las manos a los doctores y colocándola en las manos de
Dios”. Para CNN, los electores venezolanos juegan un rol marginal, y a
veces ni siquiera eso –se trata de una lucha sensacionalista entre
generales narcotraficantes, espías cubanos, testaferros con conexiones,
milicias armadas y un moribundo y carismático hombre fuerte arrodillado
ante Fidel Castro.
Si Brice hubiese decidido reportar desde Caracas, quizás hubiese producido un segmento de video similar al que aparece al lado de su propio artículo en la página Web de CNN.
La periodista Paula Newton indicó que la atención médica gratuita
provista por el gobierno en zonas de bajos recursos es una razón
“concreta” por la cual existe un amplio apoyo a Chávez, el cual “no es
necesariamente ciego”, explicó. Newton también mostró a los
simpatizantes de Chávez mostrando (razonable) escepticismo hacia las
conjeturas de que el Presidente estaría a punto de morir o que ya había
muerto –una lección potencialmente valiosa para CNN, considerando la
credulidad generalizada de Brice.
Los comentarios mamarrachos de
Noriega en medios como CNN serían más divertidos si no fuese por su
experiencia de primera mano en la creación de devastadoras políticas
estadounidenses hacia América Latina. La carrera de Noriega en el
gobierno, vale recordar, incluye la proporción de ayuda
“no letal” a las Contras nicaragüenses como funcionario de la Agencia
de EE UU para el Desarrollo Internacional (USAID) en la década de los
80. Luego fungió como jefe de despacho del senador Jesse Helms en la
década de los 90, siendo coautor
de la Ley Helms-Burton, responsable por la intensificación del embargo
de EE UU sobre Cuba. George W. Bush lo nombró embajador ante la
Organización de Estados Americanos (OEA) en 2001, y en 2003, reemplazó
al veterano en el escándalo Irán-Contra
y patrocinador de golpistas en Venezuela, Otto Reich, como
vicesecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos. En dicho cargo –el
último que ocupó en el gobierno antes de pasarse al sector privado–
había muchas expectativas, las cuales Noriega cumplió a cabalidad.
Mientras que Reich fracasó en su intento por detener la ola de la izquierda en Venezuela en 2002 cuando ocupaba el cargo (el golpe de Estado que derrocó a Chávez duró solo dos días), Noriega fue victorioso en contener la marea populista de Lavalas en Haití. Siendo el único movimiento político de bases en el país más desigual del hemisferio, Lavalas, liderado por el presidente democráticamente electo Jean-Bertrand Aristide, era una amenaza obvia al gobierno de Bush. El desenlace de la campaña de desestabilización
por parte del gobierno de EE UU ocurrió en febrero de 2004 cuando
Aristide y su familia fueron sacados del país apresuradamente en un
avión estadounidense a medianoche. Al principio, Noriega negó
que Estados Unidos hubiese tenido un rol en la remoción de Aristide,
aseverando nerviosamente que Aristide se había montado en un avión por
su propia voluntad. Pero según el Dr. Paul Farmer –especialista en el
tema de salud de la Universidad de Harvard y Enviado Especial de la ONU a
Haití– Noriega admitió
“durante una audiencia de la Cámara de Representantes de EE UU que
Aristide no sabía cuál iba a ser su destino hasta que faltaba menos de
una hora para aterrizar en la República Centroafricana”. Robert White,
ex embajador de EE UU en El Salvador y Paraguay, declaró
a Newsday que justo antes del golpe “Roger Noriega había estado
empeñado en sacar a Aristide durante muchos, muchos años y ahora estaba
en la posición de poder para lograrlo”.
Hoy en día, Noriega
divide su tiempo en su posición como “académico” experto en América
Latina en el centro de estudios pro corporativo American Enterprise
Institute (AEI) y como cabildero registrado
que representa a varios intereses en países que son los sujetos de sus
ampliamente difundidos comentarios. La influencia que ha ejercido
Noriega ha sido extremadamente efectiva en los últimos años. Por
ejemplo, además de su labor como columnista defendiendo el golpe de Estado en Honduras en 2009, Noriega –quien fuese contratado para representar a un grupo de manufactura textil de Honduras– organizó una reunión
entre quienes apoyaban el golpe y un grupo de Senadores de EE UU menos
de diez días después del derrocamiento del presidente democráticamente
electo, Manuel Zelaya. Daniel W. Fisk, quién ayudó crear políticas de EE
UU en América Central cuando era un alto oficial gubernamental en las
décadas de los 80 y 90, formó parte de la reunión. Según The New York
Times, Fisk estaba “estupefacto por la convocatoria”. “Nunca había visto
a ocho Senadores en un lugar hablando de América Latina en toda mi
carrera”, según citó el mencionado diario.
The New York Times se
refirió a las acciones de Noriega hacia Honduras como un vestigio de la
planificación típica de la Guerra Fría. Noriega, Reich y Fisk, indicó el
diario, verían a Honduras como “el principal campo de batalla en una
guerra a distancia contra Cuba y Venezuela”, dos países que estos tres
personajes caracterizaron como “amenazas a la estabilidad de la región
en términos similares a los anteriormente usados para describir los
designios de la Unión Soviética”. Noriega advirtió acerca de una nueva amenaza roja cuando apoyó el derrocamiento de Zelaya. Según Noriega, Honduras era el epicentro en lo que denominó “el continuo avance del autoritarismo chavista bajo el disfraz de la democracia”.
Dado
el perturbador record de Noriega, resulta sorprendente que CNN haya
producido un artículo acerca de Venezuela a través de la visión de un
cabildero con obvios conflictos de intereses en América Latina. El
artículo de Brice, el cual nunca mencionas las actividades de cabildeo
de Noriega, está repleto de comentarios como estos:
“Noriega y
otros observadores han indicado que los nombramientos [por parte de
Chávez] de Cabello y Rangel Silva han convertido a Venezuela en un
narcoestado… Si Cabello y Rangel Silva recurren al trabajo sucio para
mantener las cosas en orden, Maduro es un tipo que puede traer para dar
la apariencia de respetabilidad ante la comunidad internacional, ‘indicó
Noriega, quien tildó [al escenario hipotético que acababa de crear]
como ‘un tipo de junta’… La Fuerza Armada también enfrentaría graves
divisiones si se le ordenase disparar en contra de ciudadanos
venezolanos… ”Las elecciones son, desde el punto de vista [de Cabello y
Rangel Silva], desechables”, aseveró [Noriega]. “Por otra parte, si
creen que les puede dar un poco de legitimidad, se darán las elecciones.
Les va a costar mostrar legitimidad con un capo del narcotráfico en el
poder”.
A través de CNN, Noriega ha podido hablar públicamente de los prospectos de un golpe de Estado en Venezuela (como el que apoyaron tanto el gobierno de Bush como el FMI en 2002) y criticar al presunto narcotráfico en Venezuela (del mismo tipo que hizo el peón de la CIA Manuel Noriega y las Contras
apoyadas por EE UU). Noriega se adelanta a desaprobar unas elecciones
hipotéticas en Venezuela cuyo propósito, según él, sería “darle un poco
de legitimidad” (a pesar del propio apoyo de Noriega a las elecciones fraudulentas apoyadas por EE UU en Honduras en 2009, las cuales se llevaron a cabo bajo una dictadura).
También
hay un contexto histórico detrás del uso indiscriminado que Brice hace
de términos como “narcogenerales”, “narcoestado”, “ narcoterrorismo”
y “capo del narcotráfico” en lo relacionado con Venezuela. Muchos de
estos términos se originaron de las citas directas de Noriega en CNN.
Esto es solo el más reciente ejemplo de manipulación mediática de la
cual son expertos los colegas de Noriega desde hace mucho tiempo. Desde
1983 a 1986, Reich orquestó un medio de propaganda financiado con dinero
público, la Oficina de Diplomacia Pública, la cual, entre otras actividades, emitía informes falsos
en grandes medios de comunicación donde afirmaba que el gobierno
sandinista estaba involucrado con el narcotráfico. Haití es otro
ejemplo: En 1992, la CIA creó
un perfil psicológico falso de Aristide, el cual el senador Jesse Helms
eventualmente usó para denunciar al Presidente como un “psicópata”, aseveración que fue diseminada indiscriminadamente por los medios de comunicación
de entonces. Aristide, el diminuto teólogo de la liberación, también
fue sometido a una investigación penal en EE UU debido a su supuestas
conexiones con el narcotráfico. Aunque los medios de comunicación
repitieron las aseveraciones que Aristide estaba involucrado en el
narcotráfico, el abogado de derechos humanos Brian Concannon resaltó
en 2006 que a la final “ni una acusación se emitió en ningún tribunal
de EE UU”. (Los esfuerzos de EE UU para asesinar al carácter de Aristide
a través de los tribunales han seguido hasta hoy día).
Pero
hay un aspecto positivo del artículo de Brice en CNN: las teorías más
irracionales de Noriega, menos mal, no fueron incluidas en el artículo. A
continuación algunas de las más descabelladas aseveraciones que Noriega
ha hecho en los últimos tiempos:
- En un artículo de marzo del 2011 publicado por AEI titulado U.S. Diplomats Clueless on Alleged Chávez Plot to Kill the President of Panama (Diplomáticos de EE UU sin pistas acerca de presunto complot de Chávez para asesinar al Presidente de Panamá), Noriega se preguntó, “si las autoridades panameñas desestimaron esto como una falsa alarma, ¿por qué altos funcionarios de ese gobierno me expresaron su gratitud por haber revelado el complot meses antes del incidente? ¿Y por qué diablos se arriesgaría Chávez en atacar a Martinelli? No puedo responder esas preguntas”.
- En otro artículo para la AEI de octubre del 2011 titulado The Mounting Hezbollah Threat in Latin America (La creciente amenaza de Hezbolá en América Latina), Noriega asevera que “la presencia de Hezbolá en América Latina data desde mediados de los 80, cuando comenzara a enviar miembros a la región sin ley conocida como la triple frontera… Entre sus actividades se encuentran la copia ilegal de software y música”.
- En un artículo publicado por The Washington Post en marzo del 2011 titulado Is There a Chavez Terror Network on America’s Doorstep? (¿Hay una red terrorista de Chávez en las puertas de EE UU?) Noriega logra conseguir operaciones tanto de al Qaeda como de Irán en Venezuela: “La amenaza que representan los terroristas que viajan por el mundo entero está más latente que nunca”, escribió. “Un funcionario de seguridad de EE UU me dijo que dos conocidos miembros de al Qaeda estaban preparando un ‘ataque químico’ en contra de la Embajada de EE UU… Una fuente del gobierno de EE UU me ha indicado que hay dos entrenadores terroristas iraníes en la isla Margarita de Venezuela entrenando a miembros de la región que se han reunido en ese lugar. Adicionalmente, musulmanes radicales de Venezuela y Colombia han sido llevados a un centro cultural en Caracas que lleva el nombre de Centro de Entrenamiento Espiritual Ayatolá Khomeini y Simón Bolívar”.
- En el ultimátum publicado en abril de 2010 en The Wall Street Journal titulado Time to Confront the Tehran-Caracas Axis (Es hora de enfrentar el eje Teherán-Caracas), Noriega descubrió otro complot siniestro: “La compañía canadiense de explotación de uranio U308 ha descubierto una fuente sustancial de uranio en Roraima, entre Guayana y el estado venezolano de Bolívar. Individuos iraníes o de otros países del Medio Oriente (sic) operan una fábrica de tractores, una cementera y una mina de oro en la región”.
Noriega concluye
su artículo en The Wall Street Journal haciendo un llamado al derecho
internacional. Escribió que los nefastos planes de Venezuela “deben
considerarse como amenazas a la paz y como un acto de agresión bajo el
Artículo 7 de la Carta de las Naciones Unidas”. Es la manera
perfectamente apropiada para lidiar con cualquier estado forajido que,
en las palabras de Noriega, esté tentado a “intervenir en los asuntos internos” de otros países y apoye “a grupos terroristas en las Américas”. Desafortunadamente, Noriega lo ha entendido todo al revés. No es Venezuela, sino EE UU el país que es indiscutiblemente responsable por hacer ambas actividades. Habrá que esperar sentados para que Noriega aplique de manera igualitaria dichos estándares.
Keane
Bhatt es activista residenciado en Washington, DC. Ha trabajado en EE
UU y América Latina en varias campañas relacionadas con el desarrollo
comunitario y la justicia social. Sus análisis y opiniones han sido
publicadas en una amplia gama de medios que incluyen a NPR, The Nation,
The St. Petersburg Times, CNN en Español, Amauta y Upside Down World. Es
autor del nuevo blog de la NACLA titulado “Manufacturing Contempt” (La
fabricación del desprecio), el cual ofrece una mirada crítica a los
medios de Estados Unidos y su manera de presentar al hemisferio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario