Commondreams./ Los funcionarios estadounidenses conocedores de primera mano de cómo
determina el gobierno qué personas hay que colocar en las listas de la
CIA y del Pentágono para ‘asesinatos selectivos’ han confesado su
preocupación por las implicaciones y la naturaleza del proceso.
En
conversaciones con Associated Press, un funcionario involucrado –que
pidió garantías de anonimato– dijo que algunos de los que realizan la
política se muestran recelosos de “lo fácil que ha llegado a ser matar a
alguien”, según las reglas establecidas bajo el gobierno de Obama y
orquestadas por el máximo consejero de contraterrorismo, John Brennan.
Brennan,
el primer funcionario de la Casa Blanca que admitió públicamente, el
mes pasado, la existencia de un programa clandestino de asesinatos por
medio de drones en lugares como Pakistán y Yemen, ha acumulado poderes
inigualables al consolidar el proceso de toma de decisiones en un grupo
selecto y estrictamente controlado de personas, según la información de
AP.
El informe cita a funcionarios que describen que “bajo el
nuevo plan, el personal de Brennan compila lista de potenciales
objetivos y comunica los nombres a organismos como el Departamento de
Estado en una reunión semanal en la Casa Blanca”. “Anteriormente los
objetivos se discutían en reuniones dirigidas por el jefe del Estado
Mayor Conjunto, el almirante Mike Mullen, y Brennan solo era una voz
más en el debate. Finalmente, Brennan presentaba el caso al Presidente,
pero acababan participando más funcionarios en la discusión”.
Los
grupos por los derechos humanos y las libertades civiles han apelado a
la Casa Blanca para que informe al público del proceso legal por el cual
los nombres llegan a la lista de objetivos, pero es probable que ese
informe no resuelva sus preocupaciones.
“El programa de
asesinatos selectivos va más allá de la ley al exigir una autoridad sin
precedentes para el poder ejecutivo”, escribió Josh Bell de ACLU [Unión
Estadounidense por las Libertades Civiles] después de saber que la Casa
Blanca volvió a retrasar los requerimientos de catalogación como
reacción a una solicitud según la FOIA [Ley de Libertad de Información]
de antecedentes relacionados con el programa. “La entrega de información
de cómo funciona el programa es el primer paso en el proceso de
ajustarlo a la Constitución”, dijo.
Glenn Greenwald, en
Salon.com, respondió a la información de AP señalando que “Reuters
describió previamente el proceso secreto utilizado para determinar qué
seres humanos, incluidos ciudadanos estadounidenses, son objetivos de la
CIA de ejecución sin procesamiento y son apuntados en una lista de
asesinato o captura por un panel secreto de altos funcionarios
gubernamentales” sin “informe público” ni “ninguna ley que establezca su
existencia o las reglas”, un verdadero panel de la muerte, aunque
inventado por la Casa Blanca en lugar de establecido por la ley. Y ahora
John Brennan tiene aún más poder sobre el proceso, y menos controles,
cuando emite esos decretos de sentencia a la muerte”.
Y el periodista Jeremy Scahill, elocuente crítico del programa estadounidenses de asesinatos, twitteó con notable sarcasmo:
Me siento mucho más cómodo ahora que John Brennan decidirá quién será asesinado por EE.UU.
21 de mayo de 2012
* * *
Associated Press informa: [con énfasis de Greenwald]:
El
jefe de contraterrorismo de la Casa Blanca, John Brennan ha tomado la
dirección de la selección de los terroristas que serán objetos de
ataques de drones o incursiones, estableciendo un nuevo procedimiento
para los objetivos de los militares y de la CIA.
El esfuerzo
concentra el poder del uso de fuerza letal de EE.UU. fuera de las zonas
de guerra en un pequeño equipo de la Casa Blanca.
El proceso, que
tiene cerca de un mes, significa que el personal de Brennan consulta al
Departamento de Estado y otras agencias sobre quién debe ser incluido
en la lista de objetivos, haciendo menos relevante el papel del
Pentágono, según dos funcionarios estadounidenses actuales y tres
antiguos informados de la evolución de cómo el gobierno persigue a los
terroristas…
El empeño de Brennan le otorga una mayor influencia
más temprano en el proceso, antes de hacer la recomendación final al
presidente Barack Obama. Algunos funcionarios de fuera de la Casa Blanca
expresaron la preocupación de que la desviación de una mayor parte del
proceso de toma de decisiones a la oficina de Brennan podría convertirla
en un pseudo cuartel general militar, confiando la suerte de los
objetivos de al Qaida a un pequeño grupo de altos funcionarios…
Algunos
de los funcionarios que implementan la política se muestran igualmente
recelosos de “lo fácil que ha llegado a ser matar a alguien”, dijo uno
de ellos. EE.UU. apunta a agentes de al Qaida por motivos como haberlos
oído en una conversación interceptada conspirando para atacar a un
embajador estadounidense en ultramar, dijo el funcionario.
Grupos
de derechos humanos y grupos por las libertades civiles han pedido que
la Casa Blanca haga público el proceso legal por el cual los nombres
llegan a la lista de objetivos.
“Seguimos creyendo, con base
en la información disponible, que el propio programa (de drones) no es
solo ilegal sino también peligroso”, dijo Hina Shamsi, director del
Proyecto Nacional de Seguridad de ACLU. “Es peligroso marcar todo el
planeta como un campo de batalla”.
La limitación del grupo de
personas que deciden las personas de la lista de captura/asesinato
significa que menos personas tendrán esa responsabilidad, dijo Mieke
Eoyang de Third Way, un think tank demócrata centrista.
“Como
principio general, si la gente piensa que alguien está controlando su
trabajo tiene más cuidado”, dijo Eoyang. “Los grupos pequeños pueden ser
víctimas los centros de pensamiento".
* * *
Glenn Greenwald: El nuevo poder de John Brennan
¿Recordáis
la era de Bush cuando pequeñas cosas como la Ley Patriota, las escuchas
telefónicas sin mandato judicial y las comisiones militares eran
“Ataques Radicales e Ilegales que Pisotean Nuestra Constitución y
Nuestros Valores”? Ahora, todas esas cosas están completamente
normalizadas –las controversias sobre esas políticas son reliquias
extrañas y obsoletas de una era más inocente– y ahora tenemos cosas como
Zares de la Sentencia de Muerte no elegidos.
Sobra decir que
todo esto tiene lugar de forma totalmente secreta, sin un marco legal y
sin supervisión de ningún tipo. Por cierto, incluso después de que hizo
que Brennan defendiera el programa de drones de la CIA, el gobierno de
Obama sigue insistiendo ante un tribunal federal en que el programa es
demasiado secreto incluso para confirmar su existencia. Es solo un
pequeño grupo de funcionarios del Estado Nacional de Seguridad que
dicen, en las tinieblas, a quien quieren matar, y entonces –una vez que
el presidente lo aprueba– se hace. Es el cambio con el que nos ha
obsequiado el Premio Nobel de la Paz 2009: “Algunos de los funcionarios
que lo implementan se muestran igualmente recelosos de 'lo fácil ha
llegado a ser matar a alguien'”.
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