Milton Coleman, editor de The Washington Post, nombrado presidente de
la Sociedad Interamericna de Prensa (SIP) en octubre pasado, que lanza
ataques virulentas contra Argentina bajo el pretexto de la libertad de
expresión, es un afroamericano que debe su carrera al cuchillazo por la
espalda que le pego al líder, también afroamericano, Jessie Jackson, por
una opinión expresada en privado sobre Israel y los judíos.
Joven reportero por el Post, Coleman solicitó en 1984 un encuentro con Jesse Jackson, entonces candidato a la Presidencia.
En el curso de la conversación, al abordar el tema - muy sensible en
EEUU - de Israel, Jackson dijo al periodista: “Let’s talk black talk”
(“Vamos hablemos en negro”) lo que se interpretó como un equivalente del
“Off the Record” (Extra oficialmente)que utiliza un entrevistado para
avisar a su interlocutor que lo que va expresar debe quedarse entre
ellos, sin publicar. Algo común en el mundo del periodismo y que se
respeta.
Jackson contó entonces que no le era fácil comunicarse con los judíos
de Nueva York. Y para designar los judios, Jackson empleo el termino
despectivo “hymie”. También habló de Nueva York como “hymietown” – la
ciudad “hymie”.
“Los “hymies” no quieren hablar de otra cosa que Israel, cada vez que
vas a “hymietown”, es lo único de que quieren conversar”, dijo a
Coleman.
El periodista se pasó algún tiempo preguntándose si debía publicar esta reflexión privada, confidencial, de Jackson.
Jesse Jackson |
Es solo cuando se difundieron artículos donde se afirmaba que la Liga
Arabe contribuya supuestamente al financiamiento de la campaña de
Jackson, que Coleman sugirió a un colega que trabajaba el tema, de
incluir la anécdota en un artículo.
Este periodista, inspirado por Coleman, escribió entonces lo
siguiente: “En conversaciones privadas con reporteros, Jackson ha hecho
referencia a los judíos como “hymies” y a Nueva York como “hymietown”.
La publicación de estas palabras – pronunciadas en privado y
reportadas a pesar de la norma del “off the record” y fuera de contexto -
provocó un enorme escándalo en Estados Unidos.
Y le costó la carrera a Jackson.
Inmensamente respetado en la comunidad afroamericana y en los
círculos progresistas, Jackson nunca más pudo pensar de nuevo a ser
candidato a la Presidencia.
El artículo también provocó reacciones que asustaron. Louis
Farrakhan, el líder islamista afroamericano, en un programa de radio,
calificó a Coleman de “Judas”, diciéndole: “Tarde o temprano te vamos a
castigar con la muerte”.
La falta de respeto sino de ética de Coleman, que no podía ignorar
las terribles consecuencias para el líder afraomericano de esta
indiscreción y la satisfacción que procuraría a los círculos blancos
derechistas, por cierto favoreció su carrera.
En un diario como el Post, no es precisamente fácil pasar, en el
curso de los años, de simple reportero a Editor. Aún menos para un
afroamericano. Coleman lo logró.
Hoy Coleman es Jefe del Cartel de los dueños de la prensa comercial
de este continente, conocida por defender los valores ultraderechistas
de sus miembros, varios de ellos magnates de este comercio de la
comunicación.
Afirmó recientemente que "los países con los mayores desafíos” en
América “son Venezuela, Ecuador, Honduras, Argentina y Bolivia, entre
otros".
A nombre de la ética y de los valores de los verdaderos profesionales
de la información, Coleman que ahora encabeza la mafia de la prensa
oligárquica del continente, ataca en estos días, a Argentina. Tal como
lo hizo su periódico que denunció a la presidenta Cristina Fernández, en
el caso Repsol YPF, calificándola groseramente de ladrona.
El editor del Washington Post ejercerá su cargo por un año hasta la próxima Asamblea general de la SIP, en Sao Paulo, Brasil.
La SIP fue fundada por Jules Dubois, celebre colaborador de la CIA.
Su sede que lleva el nombre de Dubois, se encuentra en Miami, Florida,
USA.
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