lunes, 5 de marzo de 2012

Y lo callaron (*) (Ernesto Villegas Poljak)

Todo el esfuerzo de una legión de lumbreras convocadas para elaborar las líneas programáticas de la MUD, expertos en las más diversas materias, especialmente en el arte del eufemismo, está siendo demolido a mandarriazos por Armando Briquett, jefe de campaña del candidato Henrique Capriles Radonski, cada vez que abre su boca para adelantar señales acerca de la política económica de un hipotético gobierno de su alto pana.
 

"lapsus brutus"
En los últimos días, Briquett ha derrochado una sinceridad que debe tener encabronado a los jefes del Puntofijos’s Pact 2.0.
Como se sabe, la MUD convocó a la crema y nata de la gente decente y pensante de este país para escribir un prospecto de plan de gobierno que, sin decir diciendo, recogiera el espíritu de sus ambiciones políticas y económicas, pero mimetizándolas lo más posible con el discurso implantado por Hugo Chávez en la sociedad venezolana durante los últimos 13 años, es decir, con mucho aliño de “justicia social”, “inclusión”, “progreso”.
Conscientes de que así no se ganan los votos de los pobres, los políticos y tecnócratas de la MUD eliminaron, suavizaron o edulcoraron las premisas de la ortodoxia neoliberal, de tan ingrata recordación desde los tiempos del paquetazo de CAP y la Agenda Venezuela de Petkoff-Caldera.
Pero la mandarria de Briquett le ha propinado, hasta ahora, dos golpes demoledores a aquel monumento al disimulo.
El primer mandarriazo de franqueza fue durante una teleconferencia que organizó el Consejo de las Américas, un foro fundado en 1965 por David Rockefeller, que agrupa al grueso de los capitalistas de EEUU con intereses en América Latina. Sus interlocutores gringos debieron estar muy complacidos cuando escucharon a Briquett decir, desde Caracas, que el objetivo de Capriles Radonski es entregar al final de su pretendido mandato de seis años (o sea, para para 2019) “una economía completamente abierta sin existencia del control de cambio ni controles de ningún tipo, que permita la libre competencia”. Léase bien: sin controles de ningún tipo, es decir, la ley de la selva, el mejor de los mundos para el neoliberalismo salvaje.
Tamaña promesa, que es como ofrecerle al zorro puerta franca en el gallinero, debió producir salivaciones al auditorio de magnates, tan vapuleados en los últimos tiempos como responsables de la grave crisis que ha generado en el Norte la desregulación a ultranza de la economía.
La ausencia de controles estatales, así sea mínimos, sobre ciertas actividades económicas, es aceptada por tirios y troyanos como parte de las causas fundamentales de la grave crisis financiera e inmobiliaria en EEUU. Por no mencionar el caso de Islandia, muy silenciado por la prensa internacional, donde la desregularización absoluta llevó a la quiebra a ese apacible país y abrió las puertas a una Constituyente y a un gobierno bastante parecido a aquel con el cual llegó Chávez al poder en 1998.
Debió haberles extrañado, sí, que el dogma de la economía libre y sin controles de ningún tipo saliera de labios del vocero de un partido que se autodenomina como de “centroizquierda”, pues allá en EEUU la receta draconiana es propia de la derecha representada por el Partido Republicano, que acusa a Obama de “socialista” por imponer tímidos controles a la banca luego del desastre causado por desregularización acentuada desde los tiempos de Reagan.
El segundo mandarriazo ocurrió hace unos días, cuando a Briquett lo entrevistaron para la emisora de radio colombiana RCN. La pregunta que le hicieron fue por la calle del medio: “Si llegara el Fondo Monetario a Venezuela ahora y les dijera que para construir confianza en el país tienen que devaluar la moneda, eliminar el subsidio a los combustibles, recortar el gasto público y si no hacen eso no van a tener de nuevo la confianza de los mercados, ¿ustedes estarían dispuestos a un programa de ese estilo, o qué plantearían?”.
La respuesta primero buscó un atajo, pero terminó en la misma calle: “(Ahora) hay más autonomía de los países para conseguir recursos privados y bilaterales. Hay que restablecer relaciones institucionales muy rápidas con Colombia antes de ir al Fondo quizás, y a meterse en esa propuesta macro, que sin duda alguna a lo mejor vamos a tener que aplicar algunas de ellas. Hay cosas que son insostenibles en Venezuela, pero llegará el momento de hacerlo”.
Ni siquiera Carlos Andrés Pérez, en su tiempo, se atrevió a tanto: en su campaña de 1988 atacó al FMI y las propuestas neoliberales, despachándolas como una “bomba solo-mata-gente”. Al igual que Fujimori, Menem y Color de Melo, Pérez ganó el coroto y sólo después acudió al Fondo para plegarse a sus recetas. Lo mismo pasó después con Caldera, que se montó sobre la ola del 4-F, firmó una “carta de intención con el pueblo venezolano”, y luego terminó aplicando la Agenda Venezuela Fondomonetarista.
El vocero de Capriles no ha tenido tanta paciencia para descubrir sus cartas, cosa que se agradece. ¿Por qué no te callas?, le habrán dicho sus compañeros del PF 2.0, parafraseando a su admirado Rey Juan Carlos de Borbón.
(*) El título original de este texto era “¿Por qué no lo callan?”, pero después de escrito se conoció sobre la designación de Ramón Guillermo Aveledo como jefe del Comando Estratégico de Henrique Capriles Radonski, lo que supone el desplazamiento de Armando Briquett al frente de su equipo de campaña. La política del disimulo no admite tanta franqueza.
Villegasciudadccs@gmail.com

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