jueves, 1 de marzo de 2012

Encuesta, Chávez aventaja en más de 30 puntos a su adversario Capriles

La encuestadora International Consulting Services presentó, a través de una entrevista en el canal privado Televen con su Presidente Juan Vicente Scorza, los resultados de encuestas a los venezolanos realizadas entre el 23 y el 26 de febrero de 2012. Según los sondeos, el Presidente Chávez acudiría a la próxima elección presidencial con un 58,7% de popularidad, mientras que su rival, Henrique Capriles Radonski, apenas con un 25,7%.
 
“La enfermedad del presidente Chávez no ha impactado su popularidad -puntualizó Scorza-, pero donde sí ha habido una merma es en Henrique Capriles, y quisiera explicarlo: el hecho de no debatir, lo llevó a disminuir su popularidad, porque pensamos que el venezolano lo que espera es el debate”, puntualizó Scorza.
En otros resultados relevantes, la mayoría de la ciudadanía dijo estar satisfecha con la información sobre la salud del Presidente Chávez, y consideraron que el mandatario ofrecía a su pueblo datos oportunos y veraces en torno a su evolución. Casi un 80% de los venezolanos confía en que su Presidente mejorará luego de la última intervención quirúrgica practicada en Cuba, y el 84.5 % dijo estar seguro de que no habría inconvenientes para que Chávez fuera el candidato a las elecciones presidenciales del próximo 7 de octubre.
Fuente: Cubadebate

1 comentario:

chaunoise55 dijo...

LOS SILENCIOS DEL “MATACURAS”.

No me lo han contado, lo he visto con mis propios ojos que, a no mucho tardar, serán devorados por esta misma tierra, al tierno, al melifluo, al maravilloso, al sublime editorialista de Globovisión Leopoldo Castillo, al borde de las lágrimas, demandando la ficha técnica del postoperatorio de Chávez en la nación impía. Envíensela, por favor, la Ministra de Sanidad, sin demora, quien sea, sin intermediación, en persona y muy fraternalmente; porque este hombre sufre y su tristeza y su inconsolable aflicción, contagiosas, conmueven a las piedras, y a las lagartijas.
El don de la palabra es prodigioso. El del publicista Leopoldo crece y se multiplica por los 9 millones (de votantes) que se han de sumar (y no restar) a Chávez en pos de la tercera Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela; volando, desconsolado, cara a Miranda, en una alfombra de moneda trucada, el Capriles Radonski. Cada vez que lo pienso me asombro. Hablo de la taumaturgia de quien se dice y profesa Castillo. Un castillo, por definición, es pura fortaleza; pero, amigos, ¡cuidado!, que no hay enemigo pequeño: Una sola palabra ha derrotado ejércitos.
Retomo la “palabra”, porque, siendo moneda de cambio, tiene como dos caras: El Significado, que remite al concepto o imagen mental, y el Significante, de naturaleza sonora y acústica, que nos lo despierta o aviva. La vinculación “arbitraria” entre el uno y el otro produce el milagro en todos y en cada uno de los hablantes de las diversas lenguas. A Leopoldo Castillo, para ejercer de oráculo, le llega, y le sobra, la lengua castellana. Él, sin consultar a Saussure, domina, de pe a pa, por activa y por pasiva, las funciones y potencialidades del lenguaje, de la lengua, del habla y del ideolecto, y en todas destaca: Cuando establece ese inmenso monólogo, que es cuerda de catecismos, no sólo se expresa (faltaría más), pues, con maestría sapiencial, también apela al otro, toca las teclas referencial y metalingüística, y, ¡atención!, no se olvida de la fática y la poética. Mirándole de frente, parapetado detrás de sus gafas de tortuga y emboscado en una máscara de búho, diríase que nos va a revelar los misterios del alma o a servirnos una pócima para combatir un catarro nasal; pero no, incide en lo más hondo de la naturaleza humana, y nos reza un rosario de setenta misterios. Sin embargo, lo suyo, su originalidad manifiesta reside en los silencios. Emprende un párrafo pleno de ceremonia, de circunloquios, de modulaciones propias del alacrán virtuoso y te adormece en la bondad absoluta. Aunque las palabras las haya arrastrado, una a una, por el plató, como se arrastra un perro con patines, el Matacuras te llega, sin embargo, verdaderamente a las entrañas con sus silencios profundos, nunca bien ponderados. Aquí, el Matucuras hace oración mental (reza para para sí y para el género humano), se bate el cobre y experimenta los sudores del parto.
Leopoldo Castillo, dígase lo que se diga, tiene fama de mártir.

(Rioderradeiro)