viernes, 3 de febrero de 2012

ROMPER EL CERCO ESPIRITUAL. (Un grano de maíz)

Es claro que las oligarquías mundiales, el imperio gringo, no se quedará tranquilo ante el avance de la Revolución Bolivariana. Contra nosotros hace tiempo que fue decretada una ofensiva de muerte.
El imperio oligarca, astuto en su dominación, tiene muchas formas de horadar la fortaleza de un gobierno que quiere tumbar y, aunque parezca paradójico, la menos importante es el uso de la fuerza militar. Cuando esta llega el gobierno víctima es tan débil que la victoria es inminente. Antes, la sociedad víctima había sido sometida a una carga de guerra psicológica, ideológica. Este esquema rara vez les falla y en los países de occidente es casi infalible.

El Libertador fue víctima de este esquema que consiguió poner al pueblo en su contra. Recordemos su grito angustioso: "pueblo han abusado de vuestra credulidad". Allende es ejemplo de la ingenuidad de los gobernantes que creen en la vocación democrática de los oligarcas...

El sistema de dominación oligarca se ha perfeccionado hasta conseguir con las elecciones burguesas el opio que les permite tener a la humanidad encadenada. De esto se ha hablado mucho entre nosotros. Ahora bien, la pregunta que surge es ¿en condiciones de Revolución pacífica, cómo romper el cerco espiritual que la oligarquía nos impone y del cual las elecciones son pilar?

Lo primero es reconocer que las elecciones burguesas son un ejercicio de narcotización que sustenta al sistema.

No son democráticas, no reflejan la voluntad popular, son un espejismo, una falsa imagen. La Revolución , dada sus características especiales, debe transitarla durante un trecho que, mientras menos dure, mejor. Pero debe tenerla como un mal del que debe zafarse, como una dolencia que es necesario superar.

Esa es una de las tareas principales de la Revolución , superar al sistema electoral burgués, de esa manera estará transitando con fuerza la superación del viejo Estado.

De esta superación va a depender el futuro de la Revolución. Podemos decir que las elecciones son terreno propicio para la principal ofensiva de la oligarquía, la que sucede en lo espiritual, en la ideología. De quedarnos empantanados en este tipo de elecciones estaremos abriendo el camino para la restauración.

Ahora bien, sabemos que debemos, por ahora, arrastrar este tipo de elecciones, entonces ¿cómo comportarnos en medio de ellas?

Debemos afianzar la organización política y la organización social. Las Patrullas y los Consejos Comunales deben convertirse en centros de discusión política, en centros de formación e información, deben buscarse vías permanentes para la participación del pueblo organizado.

Entendiendo que sólo el pueblo organizado garantiza la participación popular, la participación en cambote es una falacia. Sólo un tejido social que vaya desde lo capilar a lo nacional garantiza oír a todos. Este sería el embrión para la organización de otro tipo de elecciones. Las elecciones en primer grado son menos democráticas que las elecciones en tercer o cuarto grado.

El carnaval electoral no debe suplantar a la formación ideológica, a la discusión de los grandes problemas de la Revolución , a la diferenciación con el capitalismo. Hay que enfrentar la trivialización del discurso.

¡Con Chávez siempre!

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