sábado, 25 de febrero de 2012

El Chávez que no hemos visto, por ahora. (Fernando Buen Abad Domínguez)

No hemos visto ni el 10 % del potencial de Hugo Chávez como líder revolucionario. Sometido, como ha estado, a presiones, frenos y jaloneos, entre traiciones de golpistas y calamidades -endógenas y exógenas variopintas- el líder de la Revolución Bolivariana no ha podido desplegar con plenitud todas sus capacidades transformadoras. Tan pronto logre algunas condiciones concretas Chávez dará saltos cualitativos nuevos, fundamentados en la cantidad de aciertos (no sin errores) acumulados en los muy pocos años que lleva la Revolución Socialista de Venezuela.
 
            Muy pocos líderes poseen la transparencia y honestidad de Hugo Chávez para dejar ver con nitidez su proceso de aprendizaje, necesario, al fragor de la Revolución Social que el pueblo venezolano ha puesto en pie. Muy pocos exhiben con orgullo combatiente los logros de su aprendizaje como parte de triunfo colectivo en la batalla de las ideas y, en especial, muy poquitos dejan ver, en simultáneo, que lo aprendido es apenas un porcentaje incipiente de todo lo que puede, y debe, lograr en el corto y en el mediano plazo.            Ahora Chávez enfrenta una nueva prueba electoral, impulsado por la fuerza revolucionaria de Venezuela. Saldrá airoso, y revitalizado, incluso, de la prueba dura que la salud le impone porque acopiará todo el aprendizaje que le dejan los episodios personales que son, también, mundiales. El presidente de Venezuela, hombre con experiencia, valentía y talento, probados mil veces, asume las nuevas etapas de su crecimiento político con la mejor manera en que debe hacelo un revolucionario: como una lucha emancipadora. Eso lo educa a él y nos educa a todos. El líder de la Revolución Bolivariana asume la etapa nueva con vigor inédito y con claridad extraordinaria pero sabe muy bien que una lista larga de refriegas a veces menores, han sido freno para el desarrollo más profundo y ancho de los talentos individuales y colectivos en la ruta de consolidar la gran Revolución Venezolana. Y la conciencia de esos frenos es, en Chávez, alimento de sus mejores despegues. Lo hemos visto y lo veremos mejorando y victorioso. Ni duda cabe.
            Y más nos vale que todo salga bien y que Chávez, en el avance acelerado de los talentos de su liderazgo, se impulse e impulse a todos, para ayudarnos a avanzar… para hacer lo posible, y lo imposible, hasta ponernos a la altura de la Revolución que él lidera obediente al mandato del pueblo revolucionario. Sólo así garantizamos la guerra contra el culto a la personalidad, sólo así garantizamos la guerra contra el sectarismo y el burocratismo. Especialmente, así, garantizamos el triunfo de la Revolución, en las elecciones próximas, como un triunfo que nos representa a todos porque todos los necesitamos. De un continente a otro. La vitalidad repotenciada de Chávez, su audacia intelectual y su bravura organizativa son garantía para derrotar toda pequeñez, mediocridad y complejos enemigos de la Revolución Bonita a diestra y siniestra.   
            Y no hemos visto ni el 10 % del Chávez ni de la Revolución Bolivariana que con su influencia geopolítica extraordinaria, con su visión preclara en materia de integración regional, con su olfato inteligente para defenderse (y defendernos) de las tarascadas imperiales… su ha vuelto orientador indispensable en el escenario de las luchas mundiales por la emancipación de la humanidad. No hemos visto ni la primera parte de un ideario que tiende a ensancharse y profundizarse, no hemos visto ni la primera parte de los grandes logros que aun le esperan a Venezuela en los años próximos, no hemos visto ni el prólogo del empoderamiento de los consejo comunales con sus resultados revolucionarios ni hemos visto los alcances triunfales de todas las misiones, programas, acuerdos e iniciativas sembrados apenas en el amanecer de la revolución. Hemos visto apenas el principio y estamos absortos de amor por la revolución bonita. ¿Qué será cuando comiencen las etapas más avanzadas? Yo quiero verlo. 

No hay comentarios: