viernes, 21 de octubre de 2011

Con Cristina y contra la derecha. (Fernando Buen Abad Domínguez)

La candidatura a la presidencia de Cristina Fernández en Argentina, comporta una oportunidad extraordinaria para derrotar, como se debe, a una derecha golpista heredera de los peores anhelos dictatoriales, aún latentes y aun anhelantes de los peores horrores y pesadillas contra la clase trabajadora.
 
Es una candidatura con méritos propios que mientras actualiza algunos logros diseña programas necesarios para que no vuelva a gobernar la pandilla de saqueadores y represores que instalaron el neoliberalismo desde Videla hasta la crisis del ''corralito''. La candidatura de Cristian Fernández y su triunfo, incuestionable, es también una oportunidad magnífica para impulsar la organización, la lucha y la movilización obrera y popular como garantía única contra todo retroceso que pretenda derrotar las, no pocas, conquistas conseguidas hasta ahora.

Todos esos logros no son limosnas, son resultado de muchas luchas enraizadas profundamente. Hay que defenderse de no pocos vicios que sobreviven en el burocratismo del estado y de las viejas cofradías partidistas. Hay que defenderse de políticas clientelares y de una cierta oposición que, a derecha e ''izquierda'', se da cita en zonas oportunistas donde se solapan, se confunden y se alían.

Cristina insiste en que ''hay que ir por más'' y tiene razón. De lo que se trata es de combatir el posibilismo para trabajar en lo necesario. Derrotar el empleo ilegal que erosiona la vida del 37% de los trabajadores; hay que incrementar el salario mínimo a $4.000 para vivir dignamente bajo la lógica de nivelaciones automáticas respecto a la inflación; de lo que se trata es de alcanzar el control obrero y vecinal en las empresas y los comercios para derrotar los aumentos irracionales de precios, de lo que se trata es de eliminar los subsidios a las empresas y avanzar en la nacionalización o reestatización de las empresas de servicios públicos, con el control de los trabajadores; de lo que se trata es de asegurar el pago del 82% de salario móvil para los jubilados; decretar de inmediato la nacionalización del petróleo, garantizar la defensa y nacionalización de los recursos naturales y el sistema ferroviario; garantizar una reforma tributaria que eleve los impuestos a los ricos y elimine impuestos indirectos como el IVA.

Cristina irá por más, no hay duda, porque ganará las elecciones y encontrará en la agenda desafíos que son oportunidades únicas. Así, ni un centavo más al pago de deudas espurias; garantizar un sistema público único de salud controlado por los trabajadores y no por burócratas sindicales; asegurar la construcción de sistemas de drenaje a nivel nacional y un programa de viviendas dignas que de una vez por todas derrote la extorsión inmobiliaria que padece una buena parte de la población. Frenar el saqueo de capitales como los 150.000 millones de dólares de los empresarios nacionales que giran fondos al extranjero; nacionalizar la banca, los monopolios y de los latifundios, bajo el control de los trabajadores. Cristina tiene ante sí, merced a su reelección, la oportunidad y el mandato de su pueblo para movilizar todos los recursos y las fuerzas del país para asegurar, planificadamente, una economía dinámica al servicio de las necesidades de la mayoría comenzando con los más postergados.

Con la debacle económica, política y anímica que dejó el 2001 como cicatriz histórica, el gobierno de Cristina Fernández representa una oportunidad que ha ganado la confianza, explícita e implícita, de la gran mayoría de los electores. El porcentaje de preferencias que sustentan su candidatura marca un hito en la política nacional y marca caminos. No hay mejor manera, ni manera más seria, para acompañar ese camino, que el acompañamiento crítico y fraternal en una circunstancia especialmente importante y con un mundo atribulado por los desastres del capitalismo. Cristina Fernández ha ganado, a pulso, el respeto y el apoyo de una mayoría a la que le urgen las respuestas y la profundización de las mejores medidas. No hay lugar para medias tintas. No hay lugar para dilaciones. Cristina Fernández ganará por muchas razones, ganará las elecciones, especialmente, porque ha tocado fibras profundas en un pueblo que avanza, como puede, hacia la salida de un sistema depredador y mediocre. Cristina tiene en sus manos el triunfo, tiene en sus manos una oportunidad histórica invaluable y tiene una gran responsabilidad. No está sola. Eso debe entenderlo la derecha. Hay que ir por más.

Fernando Buen Abad Domínguez