miércoles, 7 de septiembre de 2011

Sebastián Piñera, "Cuesta abajo en su rodada"

La popularidad del presidente chileno Sebastián Piñera continúa cayendo en el país y se ubicó en 27 por ciento en agosto pasado, como consecuencia de la crisis por las protestas estudiantiles, reveló hoy una encuesta. Según el sondeo de la empresa Adimark, la aprobación ciudadana al mandatario centroderechista retrocedió tres puntos porcentuales desde julio, hasta quedar en 27 por ciento en agosto, lo que revela el ‘alto costo que tiene para el gobierno el conflicto educacional’. (Fuente: Notimex)
Si leemos a la inversa los resultados de la encuenta, fácilmente se concluye que un 68 por ciento de las personas consultadas, lo que equivale a siete de cada 10 chilenos, desaprueban más que a la actuación ejecutiva con nombre y apellido, al feroz modelo neoliberal, del que Piñera representa su caracterizada cara pública y visible. Y es que su obstinación de oídos sordos a los legítimos reclamos estudiantiles se concilia perfectamente con la doctrina de la escuela de Chicago de convertirlo todo en mercancia para el mercado, incluido hasta el sagrado derecho a una educación superior con calidad sin distingo de recursos económicos familiares.

Dado lo sensitivo del tema bien pronto se ha registrado un sustancial y creciente apoyo ciudadano a las infatigables protestas masivas de jóvenes que vislumbran incierto su futuro bajo la ilógica de quien más tiene más puede, en lugar de predominar las capacidades y el talento de donde quiera que surjan. Así, las cosas han llegado a un punto de inflexión, cuando además, según revela la mencionada encuesta, el manejo gubernamental de la crisis, con encarcelamientos, golpizas, y un adolescente abatido, ha recibido enérgicas cotas de cuestionamiento y censura.
Por lo pronto puede sospecharse que buena parte la población que votará en los comicios municipales y presidenciales de los dos años próximos acaso haya emitido anticipadas señales sobre el costo a pie de urna de desoir a una generación que no creció en el miedo de los años de Pinochet. La intransigencia oficial parece enrumbarse tal como reza el tango arrabalero, “cuesta abajo en su rodada”.