sábado, 17 de septiembre de 2011

La indignación llega a Wall Street. (Jorge Ángel Hernández Pérez)

Se anuncia para este 17 de setiembre la ocupación del bajo Manhattan y Wall Street por meses por parte de unos 20 000 indignados que se sumen al Movimiento Occupy Wall Street. Estos se consideran parte del 99% que se niega a seguir tolerando la avaricia y corrupción del 1% que se apropia las riquezas.
Su lema, que demanda una economía que se ponga al servicio de las personas, se extiende a la regulación de los mercados financieros, la limitación de su influencia sobre la vida política, la creación de una Banca Pública y un reparto equitativo y justo de la riqueza. Se declaran además seguidores de la táctica de ocupación de espacios públicos para la reclamación política, como sus hermanos y hermanas de Egipto, España, Grecia e Islandia. En pos de “restaurar la democracia” en EEUU.
Se comprende que, si en algún lugar los “cambios” han estado al servicio del fracaso en cuanto a los equilibrios sociales prometidos, es en EEUU. Exaltados por la campaña electoral del actual Presidente, Barak Obama, parecen hoy, más que Historia Antigua, un fajo de deseos impensables. Con un número escandaloso de pobres y devaluaciones por parte de organismos financieros que responde al propio capital, EEUU solo puede recurrir al desfalco de la población y a la invasión de territorios con recursos y posibilidades geoestratégicas.
Si se unen, en este movimiento, 20 000 personas para acamparse en las zonas neoyorkinas, sin que ocurran escándalos mediáticos mayores, como puede predecirse, ¿dejaremos de ver la amplificación de sainetes orquestados por los “opositores”, “disidentes” y “rebeldes” que se nutren de ese mismo presupuesto que se le esquilma al contribuyente estadounidense para la subversión en América Latina, Medio Oriente y África?
Lo más lógico es, desde luego, que se amplifiquen aun más esas manifestaciones suplantadoras del espíritu masivo de la Democracia y que, en el caso de Cuba, tan privilegiado por el financiamiento por parte de la USAID y la propaganda negra diseñada para la Guerra Fría, se intensifiquen las estrategias construccionistas, las fabricaciones de contextos caóticos y las focalizaciones mediáticas a timadores profesionales y asalariados como Yoani Sánchez y Guillermo Fariñas. Lo difícil, desde luego, será que consigan el concurso no ya de 20 000 indignados, sino de apenas veinte manifestantes dispuestos a justificar tantas “jornadas laborales” de campismo mercenario. (Tomado de Ogún guerrero)