lunes, 18 de julio de 2011

Trafico de personas: en Los Ángeles denuncian la proliferación de prostitutas “propiedad” de pandillas

La Opinión (Los Angeles, EEUU) – Lleva una gruesa capa de maquillaje, exactamente igual que cuando se inició en la prostitución a la edad de 12 años. Sin embargo, los cosméticos no ocultan el dolor que le dejaron las calles a Jennifer Jackson, donde ella afirma que solamente encontró protección en pandilleros de su zona.

Su voz reta la opinión de decenas de vecinos del Sur de Los Ángeles que denuncian la proliferación de prostitutas “propiedad” de las pandillas, grupos que, según autoridades locales, han formado un lucrativo negocio entorno a la explotación sexual de las mujeres.
Y es que una sola prostituta puede generar entre 72,000 y 96,000 dólares al año para una pandilla. Estos grupos delictivos, que ahora trabajan con niñas de hasta 12 años, utilizan departamentos transformados en prostíbulos donde operan grupos de varias mujeres.
“La gente que culpa a las padillas del problema habla porque no conoce las calles. Es mil veces mejor estar bajo un techo donde ellos (los pandilleros) te llevan los clientes que andar por las calles donde a muchas casi nos matan”, dice Jackson, quien por casi 30 años, ofreció su cuerpo sobre la avenida Western entre las calles 27 y 30, la misma zona donde hoy los vecinos denuncian que la prostitución está fuera de control.
Los números son un reflejo de la realidad que impera en la zona. Cada mes, un promedio de 23 prostitutas son arrestadas, entre ellas niñas de 13 a 15 años de edad. La cuenta ya supera las 140 mujeres detenidas por supuestamente ofrecer sexo en la vía publica, indican cifras del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD).
“Lo que hoy tenemos es una industria de pandilleros dedicados a la compra y venta de seres humanos”, apunta el activista Najee Ali, quien desde hace un mes recorre las calles ofreciendo folletos informativos sobre control de adicciones y listados de albergues para las mujeres abusadas.
La propia policía reconoce que los proxenetas están mas agresivos que nunca, operando a plena luz, a todas horas del día y con mujeres cada vez más jóvenes.
Vito Palazzolo, capitán del LAPD, destacó que los arrestos de los llamados “padrotes” ocurren a diario. Sin embargo, tan pronto uno cae tras las rejas, otro en la organización ocupa su lugar.
El mes pasado 18 proxenetas que operaban a lo largo de 10 cuadras fueron puestos tras las rejas. Los vecinos afirman que no hubo ningún cambio en la zona.
“Desde que los niños van a la escuela ya hay mujeres, muy, muy jóvenes prostituyéndose en la calle, incluso frente a la iglesia”, narra Gwynn Browne, del ministerio Fe en Cristo, ubicado justo sobre la avenida Western.
Según Ali, las pandillas como 38th Street, Florencia y 18th Street han iniciado células de prostitutas en zonas cada vez más extensas.
Los “padrotes” distribuyen a las mujeres en casas y departamentos, bajo el mando de un jefe que a su vez tiene otro. Las prostitutas son el escalafón más bajo de las células y muchas son traficadas a lo largo del estado.
En base a su experiencia, Jackson recalca que la prostitución bajo el techo es la opción más segura para las sexoservidoras.
“La gran mayoría quiere dejar de prostituirse, pero no hay programas de ayuda efectivos para detener la prostitución. No los había en mi tiempo ni tampoco ahora. Muchas nos quedamos en este negocio por años, sintiendo que no valemos nada, enganchadas con las drogas y limosneando una mínima protección, que en mi caso, la encontré en las pandillas”, narra Jackson.
“Me molesta que culpen a los pandilleros de todo lo negativo. La gente no sabe que los verdaderos animales, los criminales, que nos golpean, que nos violan, están entre los clientes que nos contratan”, agrega.
Antes de cumplir los 13 años, Jackson ya había sufrido abusos de seis hombres distintos y se volvió adicta a las drogas.
Fueron necesarios 30 años para que Jackson pudiera abandonar la prostitución, y con ellos las drogas. Hoy es egresada en estudios en justicia criminal.
“Necesitamos un programa que ofrezca soluciones, no que arresten pandilleros y mujeres”, enfatiza Jackson entre lágrimas.
Sin embargo, otros opinan que la idea que guardan exprostitutas como Jackson en relación a que es mejor comercializarse sexualmente bajo techo que en la calle, es el resultado de años de abuso a manos de sus explotadores, como reporta Melissa Farley, directora ejecutiva del Centro de Investigación y Educación en Prostitución.
“Hay evidencia de que estas mujeres han vivido un lavado de cerebro por parte de los proxenetas, quienes temen que miembros de la comunidad puedan ofrecer su colaboración”, afirma Farley en un tratado sobre el tema.
“La violencia puede estar en un salón de masajes, en las salas VIP de un club de ‘striptease’, en un burdel legal, o en la calle. La brutalidad de la prostitución está en la naturaleza de la explotación, no en donde ocurre”, apunta Farley.
Frente al sistema actual, solicitar sexo en la vía pública es un delito menor y los “clientes” salen bajo fianza, además los jueces suelen archivar los casos contra los “padrotes” si las mujeres declaran que no han sido forzadas o no hubo violencia, un hecho que aprovechan las redes para amenazarlas incluso con matar a sus familiares si los denuncian.
Así, en un círculo que parece no tener fin, la zona “caliente” del Sur de Los Ángeles está alcanzando más calles, extendiéndose hasta la avenida 30, donde las “mujeres de la noche” venden placer en medio de pasillos con olor a orines y marihuana.
Drogas, golpes y escenas sexuales son comunes desde las 5 de la mañana. “Las peores condiciones están aquí”, dicen vecinos como Conrad Andurai, director del centro contra adicciones De las Tinieblas a la Luz.
Otros vecinos afirman que en los callejones se encuentra de todo: fetos, camisas ensangrentadas, condones y carteras vacías.
Es difícil contarlas y nadie sabe, ni la policía, con precisión cuántas prostitutas operan en la zona. Lo que todos tienen claro es que los rostros de niñas ofreciendo sus cuerpos son cada vez más frecuentes.
“Nada se va a componer en el Sur de Los Ángeles hasta que todos los vecinos lo decidamos”, afirma Ali.