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| Antonio Silva García |
Negro, ¿por fin con quien tú estás de acuerdo? A mi me parece que en el estanque de bagres de las personas que le reclaman al gobierno el injusto o no, caso de la extradición del Sr. Becerra a Colombia, hay un buen carajazo de guabinas. En ese estanque Negro, y te lo digo con mucho respeto por tus acciones en el lejano pasado, eres a mi entender el rey de los anélidos ¿sabes? Porque el reciente deja mucho que desear. Yo en lo personal, tengo mis dudas en lo que tiene que ver con todo este procedimiento de extradición exprés. ¿Que puede ser una conducta en la política exterior de Venezuela que obedece a un plan estratégico? Quizás. ¿Que le tendieron una trampa al presidente, y no pisó el peine? A lo mejor. ¿Que esta cagao por los recientes acontecimientos en oriente medio y el norte de África y prefiere preservarse? El culillo es libre, yo lo he sentido, somos humanos, creo que en algún momento de nuestra vida, todos nosotros pensamos en nuestra inmaculada dermis, ¿O no? ¿Qué estamos esperando y esperando con la paciencia de Job al cuadrado que nos entreguen a Makled, porque en manos del imperio puede ser peor que la legendaria computadora de Reyes y nos pueden crear una situación incomoda con la cantidad de recursos que tienen los gringos para joder al Presidente? Es posible. Pero Rafael, ese es el debate que debe darse, de allí, la dialéctica y la confrontación del concepto que cada uno tenga de ese peo, de allí, surgen las conclusiones y el método a seguir; y si el Presidente se equivocó o está tomando un camino errado, bueno, al carajo los enfermos, lo fundamental, lo concreto es que nos arrechamos y nos contentamos y después de la poda emotiva vamos para delante surgiendo con más fuerza revolucionaria y punto.
Tú no negro, tú tienes largo rato moviéndote en la sombra, acechando, “lanchando” como dicen en Cd. Bolívar; es el resentimiento que no te permite tener las ideas claras, y que te llevó a lo que eres hoy, una caricatura de lo que fuiste, el guerrillero aguerrido, el verdadero revolucionario.
El solo hecho de no habérsete reconocido la heroicidad de organizar grupos de combate para la defensa del proceso en los aciagos días de aquel Abril, te amargaron, ¿Qué coño querías que te condecoraran? Se de muchos que también arriesgaron el pellejo por Chávez el 11, el 12 y el 13, y no andan por allí contándoselo a todo mundo ni reclamando prebendas. Tú Rafael, contribuiste a partir de la ojeriza que sentías por Chávez, a escindir al PPT del proceso, a convertir ese partido de noble origen que representaba las preclaras ideas de Alfredo Maneiro en polvo cósmico, lo nombras en tu artículo, me temo que sin el menor rubor ni la más mínima vergüenza. Ese partido que devino a grupo de oportunistas contra revolucionarios, que se le vendió a la oligarquía, a la Polar en Lara, a otros grupos económicos y a la derecha más reaccionaria y conservadora del país.
¿Qué si tienes largo rato guabineando y reptando? Si Negro, haz estado conspirando con lo peorcito, lamento profundamente decirte que he sospechado a ratos si ya no formas parte de organismos de inteligencia internacionales, y que trabajas para propinarle el golpe de gracia al Presidente. ¿Qué no? Si se te ha visto por México saboteando reuniones, se te ha visto tanto que ya te perdiste y no se te quiere ver. Yo confieso tener muchas deficiencias ideológicas Negro, lo acepto, pero algo me dice muy en mi interior, que si tú estás en el estanque de los que protestan por la cuestionada extradición, eres guabina y no eres honesto, por tanto, quizás más por intuición revolucionaria que por convicción, estoy con Chávez, estoy con sus equivocaciones y con sus aciertos que son bastantes. Me arrecharé con el, lo acepto, pero no tengo ahora la menor duda, por estar tú en ese turbio estanque, que el presidente, equivocado o no, actúa de buena fe, y es su peo a futuro, explicar o no, su actual política internacional de acuerdo a los resultados que vaya obteniendo.
Mi hermano Manolo hace algún rato, te despachó con un adiós en dolor mayor, yo simplemente ni te ignoro, lo que no te puedo soslayar, es que escribas en contra del presidente, conociendo perfectamente lo que te motiva realmente, el odio.
Antonio Silva García.
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