jueves, 7 de abril de 2011

Hugo Chávez única esperanza de derecha peruana (J.J Rendón, "Chávez es el coco")


J.J Rendon la joyita que asesora la derecha en Perú

 
El personaje más utilzado por la propaganda de guerra del neoliberalismo en las dos últimas elecciones del Perú. Su imagen es empleada para disuadir al elector a no votar por opciones de izquierda.
La derecha neoliberal peruana representada por los candidatos presidenciales Alejandro Toledo, Keiko Fujimori y Pedro Kuczinsky –“los tres mosqueteros” imperiales- se encuentra pasando por angustiantes apremios durante el proceso electoral 2011, en su ya casi perdida lucha por obtener votos para sostener al sistema.
Después de 19 años continuos del neoliberalismo en el poder político del Perú y de prédica de un crecimiento económico que nunca llegó a la población –ni llegará debido al sistema-, ella ha agotado su paciencia y dado espaldas a los ya manidos ofrecimientos de éstas élites.
En medio del que sería un revés inevitable, las encuestadoras de opinión pública nacionales se han encargado de confirmar que los tres abnegados defensores de los intereses norteamericanos y del neoliberalismo transnacional, sucumbirán en la primera vuelta electoral –y también en la segunda- ante el solitario y modesto candidato de ideario progresista, Ollanta Humala.
Este a pesar de las zancadillas a las que es sometido por la prensa al servicio del sistema, hasta el momento avanza inexorablemente como triunfador de las preferencias en la voluntad electoral peruana.
El hecho ha obligado a que los criollos “Athos”, “Portos” y “Aramis” –nombres de los tres mosqueteros en la novela de Dumas- se hayan tenido que reunir en medio del desconcierto y preocupación, para preguntarse conjuntamente ¿“y ahora, quién podrá defendernos”?
Junto con sus norteamericanos “estrategas” en comunicación han llegado a la final y reiterada conclusión que su único “D’Artagnan” –el espadachín que apoyaba a los tres mosqueteros en la novela– sólo podría ser el presidente venezolano Hugo Chávez, por más contradictoria que suene tal afirmación.
Y no es que Chávez los vaya a ayudar a evitar su casi segura derrota debido a comulgar con ellos en la orientación ideológica a la que sirven, porque eso a conocimiento todo mundo es lo contrapuesto.
En realidad precisan de “la ayuda” de Hugo Chávez para utilizarlo mediáticamente como un ariete propagandístico en contra de su opositor común –Ollanta Humala- por todo lo “contrario”, “retrógrado”, “terrorífico” y “dañino” que -según ellos- representan por igual, “el sistema Chávez” y la actual propuesta política del candidato peruano Humala, en contra del imperante neoliberalismo del Perú al que “los tres mosqueteros” insisten ya inútilmente en alargarle la vida.
Es precisamente por esa tendencia ideológica opuesta, que Humala ha sido nombrado por sus rivales electorales y por la prensa aliada a la derecha –ó sea casi toda- como “el candidato anti-sistema” –para discriminarlo por “no neoliberal”-, pretendiendo insinuar con él un gobierno de modelo anárquico.
También es la misma razón por la que esa misma derecha opositora a Humala acude a la imagen del presidente Chávez, al identificar al mandatario con el liderazgo mundial de la corriente humanista y socialista totalmente opuesta a la dictadura del capital, encabezada por los EE.UU. –el neoliberalismo imperial-.
A esa vertiente de pensamiento los medios de prensa adictos al sistema estadounidense y al fascismo mediático, se han encargado de satanizar con la etiqueta de “anti-sistema” en el propósito de crear una confusión dicotómica en la mente de los ciudadanos del mundo entre lo definido por los términos “anti-imperialismo” y “anti-neoliberalismo”, y el significado de las expresiones “democracia” y “anti-democracia”.
El objetivo es inducir a la opinión pública internacional a una cadena de razonamientos lógicos engañosos –falacias- particularmente al momento de establecerse el perfil de los líderes políticos y sus países, en la relación de éstos mismos con el sistema neoliberal y los EE.UU. (los opuestos y los obsecuentes).
En ese contexto engañador, los candidatos presidenciales peruanos que ahora vienen temiendo perder las elecciones –los “mosqueteros imperiales”- por el simple hecho de actuar como representantes del neoliberalismo, ello los hace pertenecer al “sistema”.
Contando con su aceptación en el “sistema”, pasan a la vez a integrar la categoría de candidatos “socios” de los EE.UU. –luego serían presidentes “socios” y su país una colonia-.
A su vez contarían con el favoritismo político del gobierno “máximo exponente” de la democracia –los EE.UU.-, y por lo tanto sus respectivos gobiernos –caso ganaran- también se llamarían democráticos.
Esto los ubicaría finalmente en la esfera de los llamados “líderes –y países- de la prosperidad”; y en función a todo lo anterior, los mosqueteros criollos resultarían siendo “demócratas por excelencia” -unos Obama sin Premio Nobel ó unos Alan García-.
En la antípoda del caso, se encuentra el presidente Chávez –junto con el candidato Humala y otros líderes políticos de Latinoamérica- al cual su oposición al neoliberalismo económico, lo hace ser incluido en el ‘registro’ de la potencia, que comprende a los “políticos y países hostiles a los EE.UU.” –en realidad al imperialismo neoliberal-.
Por ello mismo pasan a integrar la denominada “lista negra” ó “lista del mal” cuya existencia es confirmada por innumerables documentos diplomáticos de los EE.UU., develados hace poco tiempo por “Wikileaks”.
Al ser “hostiles” a los EE.UU. estos presidentes –ó candidatos-, además pasan a ser señalados como contrarios a la “democracia”, y por tanto, son tipificados como “anti-demócratas”.
Con ese perverso rótulo, además son designados “anti-sistema” y con ello, gobernantes objeto de “temor”, de sospecha de auspiciar “el terrorismo”, mandatarios a los cuales se les debe “cuestionar su permanencia en el poder”, y por qué no, “invadir militarmente”.
Esta es la coyuntura mediática falaz, en la que los tres candidatos Toledo, Fujimori y Kuczinsky, requieren ser asistidos con “la ayuda” del perfil político y altisonantes declaraciones de Hugo Chávez contra el neoliberalismo e imperialismo.
Ese es el único recurso –a falta de argumentos- con el que cuenta la derecha peruana y su brazo mediático, para emprender campañas de “propaganda de guerra” contra Humala y promover su descenso en las preferencias del electorado peruano a fin de incrementar las suyas.
A esos propósitos son asistidos por los carteles transnacionales de prensa neoliberal asalariada –de redes nacionales é internacionales- y por el aparato de guerra psicológica del Departamento de Estado del gobierno de los EE.UU.
Sin embargo, en medio de contiendas electorales en el Perú este tipo de agresiones de “propaganda de guerra” contra el binomio Chávez-Humala, no es novedosa ya.
Ello debido al “episodio anterior” durante las elecciones presidenciales del año 2006, cuando gobernaba el Perú Alejandro Toledo –ahora candidato presidencial-.
Este se encargó de administrar con la estructura de su gobierno la campaña de esa naturaleza, en favor del candidato presidencial Alan García –del clan- y contra el que ahora es su actual rival electoral -Humala-, tal como lo devela un reciente documento de “Wikileaks”.
La dirección de esa campaña de “propaganda negra” estuvo a cargo de “The Rendon Group”, la empresa mercenaria –contratista- de guerra psicológica al servicio del Departamento de Defensa y el Departamento de Estado del gobierno de los EE.UU. –ahora operando en las elecciones 2011- y por el lado peruano con la solícita conducción del “Instituto Prensa y Sociedad” (“IPYS”) sufragado por el USAID.
Para aquella ocasión los personajes utilizados a través de los medios de comunicación neoliberales, para caracterizar ejemplos “terroríficos” y “catastróficos” de mandatarios y gobiernos “anti-sistema”, fueron principalmente el mismo presidente Chávez –y xenofóbicamente todo lo venezolano-, el fallecido ex presidente socialista y nacionalista del Perú Juan Velasco Alvarado (1967-1975), el ex presidente de Cuba Fidel Castro y el candidato Ollanta Humala –agregando a los integrantes de su familia-.
También se incluyó –para inducir a similitud- al ex presidente de Irak Saddam Hussein, después del ataque, invasión y depredación de su país por los EE.UU., presentando al ex mandatario –antes de ser asesinado-como un ser “malévolo” y a su matador como un “benefactor” -George Bush hijo-.
Se complementaba la presentación de un “panorama post-electoral aterrador”, con el uso del cliché “made in USA” del “mito hecho hombre” –fabricado en sus laboratorios de guerra sicológica-, el incapturable é invisible personaje terrorista Bin Laden y su organización de talibanes “Al Qaeda”.
Adicionalmente, se manipuló la imagen del encarcelado Abimael Guzmán, jefe de la agrupación polpotiana “Pathing Light” (“Sendero Luminoso”), organización terrorista creada en 1979 por la inteligencia norteamericana para actuar contra el Perú en su guerra encubierta de baja intensidad  -subversión-.
Pero desde aquella fecha -2006- en que “The Rendon Group”é “IPYS” intervinieron en la manipulación del electorado peruano, se percibió la tendencia de ambos a emplear sólo argumentación carente de veracidad –falacias-, particularmente del tipo “ad populum” –apelación al pueblo- y “ad nauseaum” –la repetición constante de Goebbels “miente, miente, que algo queda”-.
Sus distintivas apelaciones al terror y a la catástrofe –que se reiteran en el 2011- posiblemente exitosas en estados de confrontación bélica ó de desastre, en tiempos de paz resultan de naturaleza improductiva, de efectos limitados, de poca eficacia, é incluyen el peligro de un más que probable efecto contrario -“efecto búmeran”-, que golpearía en la cabeza a “los tres mosqueteros”.
Esta probabilidad se incrementa mucho más aún cuando el argumento utilizado es la falsedad, y cuando se aplica reiteradamente –en el 2006 y ahora en el 2011- sobre el mismo público -el elector peruano- anteriormente manipulado y ya enterado de haber sido objeto de un engaño y cuál fue la finalidad de él –entronar a Alan García actual pesar de la población peruana-.
Pero si hay algo concreto que se debe resaltar, es que la versión 2011 de la campaña de “propaganda negra” contra Humala –utilizando al presidente Hugo Chávez-, ya está en marcha.
Aunque se ha iniciado sutilmente, no por ello ha dejado de traslucir las mismas “ideas fuerza” del neoliberalismo carentes de convicción y la rudimentaria firma de sus artesanales “estrategas”.
Como es de predecir, los directores de esta campaña echarán mano a lo largo del tiempo que ésta dure –las dos vueltas electorales-, de una variada gama de modalidades y opinantes -en argot de la propaganda “loros”- pertenecientes al mismo “gremio” neoliberal, que para su empleo son agrupados en diversas categorías.
Así el primero en abrir la campaña ha sido un periodista español corresponsal de la “Agencia de Noticias EFE” en Uruguay –un “loro” comunicador- con apariencia de investigador acucioso necesitado de información.
Este fue aquél que intentó “emboscar” al presidente Chávez en la conferencia de prensa que el mandatario ofreció el 30 de Marzo durante la última visita que realizó a Uruguay, evidenciando con la interrogante sobre “su relación –la de Chávez- con el candidato electoral peruano Humala”, hallarse en estrecha coordinación con los directores de la guerra psicológica neoliberal y la prensa peruana encargada de difundir la propaganda negra.
El siguiente turno le cupo al actor del neoliberalismo internacional –un “loro” académico-Director de la “Fundación Internacional Para la Libertad” ligada al “CATO Institute” –organización de fachada de la inteligencia estadounidense-, cercano colaborador del partido republicano de los EE.UU., y –con su hijo Alvaro- en proyectos neoliberales de secesión territorial en Latinoamérica, el peruano Mario Vargas Llosa.
Encubriendo su función de vocero político del neoliberalismo tras su fama de escritor, proporcionó “declaraciones” internacionales a la prensa adicta del Perú el 31 de Marzo último, enunciando “catastróficamente” a la opinión pública del país, “alerto del peligro que el Perú se dañe con un gobierno que no sea liberal en lo político ó lo económico”.
Al ser interrogado en relación a una probable segunda vuelta entre los candidatos presidenciales Ollanta Humala y Keiko Fujimori, agregó que “elegir entre ambos, equivaldría a tener que decidir entre el cáncer y el sida”.
A Vargas Llosa le siguió otro prosélito “del gremio” neoliberal –esta vez “loro” político-, el actual presidente de Chile Sebastián Piñeira, empresario heredero del neoliberalismo de Pinochet, propietario de “LAN Airlines”, beneficiario monopólico de los “cielos abiertos del Perú” para su aerolínea,dueño deimportantes intereses obtenidos fruto de las políticas de la dictadura chilena de Pinochet y la entreguista de los gobiernos peruanos de Alejandro Toledo y Alan García.
En entrevista concedida a la “Televisora Nacional” de Chile el 01 de Abril, lanzó una advertencia de sentido “apocalíptico” que “un triunfo electoral de Ollanta Humala marcaría un cambio radical de las relaciones de Chile con el Perú”, sonando más a una velada amenaza que a una proyección.
En tanto el actual presidente del Perú, Alan García, pretendía aparentar lejanía con la campaña “propaganda negra 2011” que está tratando de intimidar a la población electoral peruana a través del terror, a pesar de los efectos adversos que esa agresión viene causando en su propio gobierno.
En las dos últimas semanas y a consecuencia de “conocerse el nombre del candidato que encabeza las preferencias electorales” (Humala) –según las élites económicas de la derecha peruana-, espontáneamente los valores del dólar, índices de la Bolsa de Valores, predicciones de inversión extranjera, etc., manejadas todas ellas por “el poder económico” del que depende García, comenzaron súbitamente a variar en negativo para presentar lo que sería una antesala “del fin del mundo”.
Alan García intentando evadir a la opinión pública, recién el 04 de Abril -por presión de ella- salió a emitir declaraciones a la prensa, pero sorprendentemente, para defender las agraviantes é injerencistas declaraciones del presidente chileno Piñeira contra el Perú, y a su vez, para atacar a su connacional el candidato Ollanta Humala.
Esto motivado por la denuncia internacional del aspirante Humala del 01 de Abril, “condenando la injerencia del presidente chileno en el proceso comicial del 10 de Abril”, la cual realizó en vista del mutis guardado por el presidente peruano y su Canciller.
Alan García no encontró fórmula menos inconsistente para ocultar su filiación “al gremio” y tratar de engañar a la opinión pública, que manifestar falazmente a la prensa “la denuncia de Ollanta Humala atacando a Chile, es una cortina de humo para que se olviden –los electores peruanos- de Venezuela y del modelo venezolano”.
Con ello no sólo confirmó estar en pacto con los autores de la campaña, sino seguir fielmente el libreto que le ha sido asignado en su orquestación internacional.
Ese es el rol que cumple en ese “festival de propaganda negra”, el quizá principal autor del descrédito del neoliberalismo peruano y sus candidatos electorales.
Parece no percatarse que su gobierno representa para la ciudadanía, el siniestro modelo que la ha urgido a optar por un cambio de sistema y no votar por candidato de derecha alguno.
Y podría darse el caso, que sea recién en la segunda vuelta electoral que la realista imagen “del paradigma del sistema” Alan García, aflore naturalmente en la mente de los electores y se encargue de sustituir a la ya desgastada “imagen terrorífica del sistema Chávez”, que artificialmente intentan sembrar los estrategas de la guerra psicológica neoliberal en los votantes desde el 2006.
Ello tornaría la opción del rival que enfrente a Humala, en una auténtica calamidad.

No hay comentarios: