martes, 22 de marzo de 2011

El eterno “culillo” de la izquierda (José Lares en aporrea)

Los años que han pasado desde que el mundo es mundo siempre han mostrado que la manera de pensar, de actuar y de decir del hombre siempre ha estado influenciada por el deseo de ser superior a sus congéneres. Desde tiempos remotos el ser humano, animal supuestamente pensante, ha dedicado todo su empeño a imponerse de cualquier forma sobre todas las demás especies del planeta, incluso podría decirse que hasta por encima del mismo planeta que le sirve de cobijo.
Esta conducta irracional a todas luces sigue siendo la misma hoy, a pesar de que se cuenta con un adelanto impresionante en todas las ramas de la ciencia. No es falta de conocimientos lo que le hace al hombre comportarse de esa manera tan estúpida.
Muchos idealistas y hombres de gran riqueza espiritual han señalado y criticado en diversos momentos de la historia la triste e infame manera de llevar la vida de la humanidad en su conjunto. Triste esfuerzo el de estos nobles personajes, que no ha pasado de convertirse en mera referencia moral para los mas desesperados por una redención de la especie.
Lo más lamentable es que esta manera de vivir ya esta mostrando sus sombrías consecuencias y los desajustes que promete no son menos desalentadores.
El ser humano sigue succionando los recursos del planeta a un ritmo devastador, aun a sabiendas de que esta causando un desequilibrio de pronostico reservado. Evade cualquier cambio en pro del ecosistema global si este implica alguna modificación a su estilo de vida derrochador y confortable. Es capaz incluso de explotar a sus propios hermanos para aprovechar las mieles y deleites que la tierra le puede dar. En fin, nuestra historia humana ha sido la historia de un grupo de hombres en pugna por gozarse al planeta y otro grupo por “intentar” detenerlos.
Coloco entre comillas la palabra “intentar” porque para nuestro pesar, esta noble empresa de salvar al mundo del mismísimo ser humano lamentablemente no esta rindiendo frutos o, por lo menos en mi opinión, no ha servido de contrapeso efectivo al voraz apetito de esa “porción” de la población que acumula el grueso del poder global.
Y no esta funcionando porque aun no hemos madurado completamente como una opción de vida. Seguimos pensando dentro de la lógica del sistema que nos envuelve y domina. Solo un puñado de “osados” levanta su voz ante la opresión y la indiferencia de sus propios hermanos de clase, que prefieren seguir viviendo esclavizados en un mundo de ilusión, a expensas de un gran numero de explotados que sufren penurias infernales.
Así ha sido la triste historia de la izquierda. Desde Jesús de Nazaret, que llego con su mensaje de amor al prójimo a rescatar las almas que creen en que solo el amor hace posible una verdadera sociedad, pasando por grandes nombres de nuestra historia como Bolívar, Marx, Trotsky y muchos otros que seria imposible nombrar en pocas líneas hasta los mártires de la Chile de Allende, el Che, Fabricio Ojeda y muchos mas; siempre la derecha y su representación política-económica, el gobierno estadounidense con su corte de países lacayos, ha ejecutado, asesinado, humillado y torturado a cualquier militante humanista, socialista, comunista y cualquier otro luchador por los derechos de la humanidad que haya parido el planeta sin el menor desparpajo. En pos de conseguir su supremacía, la derecha ha producido y forzado guerras, invasiones, bombardeos, golpes de estado y hasta falsas crisis económicas. Ha demostrado hasta el cansancio que no tiene limites y que nunca se detiene, por nada.
A pesar de esto, nuestra izquierda sigue sumida en una especie de “marasmo ideológico” que la hace lucir desubicada, confundida y lo peor: terriblemente dispersa.
Poco se ha logrado aplicar de tantos aportes teóricos de grandes intelectuales que a lo largo de la historia han dado lo mejor de si para estudiar el fenómeno de explotación al que estamos sometidos. Por el contrario, dentro de la izquierda a veces parece como si existiese una rara competencia de “interpretaciones” en la que cada grupo tiene su “ideólogo favorito” y se enfrentan en pugnas estériles y sumamente dañinas para la unidad necesaria.
Mientras la derecha tuerce y retuerce las leyes internacionales a su antojo, la izquierda se devana los sesos intentando explicarse cual teoría ha de ser su guía de acción. Mientras el imperio global sigue ocupando naciones, la izquierda sigue lamentando el comportamiento de la ONU, sin asumir la unidad internacional del movimiento de izquierda universal.
Cuando Estados Unidos bombardeo sin justificación real a Irak, no pasamos de quejarnos sutilmente, pero respiramos tranquilos porque “Saddam era un maluco”.
Cuando tumbaron al comandante Chávez, muchos criticaron a los “pistoleros de puente llaguno” y cuando el comandante llamo al dialogo, inmediatamente salieron los cobardes reformistas alborotados a aplaudir. Pocos meses después se desató el paro petrolero.
Cuando tumbaron a Zelaya en Honduras, muchos “izquierdistas” respiraron aliviados porque al fin y al cabo, Zelaya era un acaudalado empresario infiltrado en el ALBA.
Cuando los gringos ocuparon militarmente Haití aprovechando el terremoto de Enero de 2010 nos pusimos bravos por la ruindad gringa. Solo eso.
Cuando la derecha se une para hacerle un cerco a Irán para acabar con sus posibilidades nucleares, muchos dicen “…es que los musulmanes son demasiado radicales!!”
Muchos se alegraron cuando en Egipto y Túnez supuestos movimientos sociales derrocaron a dictadores derechistas. Poco después, otra vez el “culillo de izquierda” se manifiesta cuando se beneficia a una supuesta rebelión popular al sur-este de Libia y se critica o desdeña de Gaddafi, porque “traiciono” sus comienzos revolucionarios. El verdadero plan ya esta develado: una rebelión falsa para dividir Libia, sacar a Gaddafi y apoderarse de sus vastos recursos energéticos e hídricos. Los izquierdistas anti-Gaddafi quedaron como tontos útiles.
La izquierda sigue distorsionada y dispersa, sufriendo los embates de la marea política internacional y ha perdido el enfoque de su verdadera lucha. Una lucha ancestral e ineludible: la eterna lucha entre el bien y el mal.
El bien, representado por todos los que deseamos que la justicia y la igualdad plenas se impongan y el amor sea nuestra ideología. El mal, representado por ese grupo de opresores que dominan todas las actividades de la humanidad y las encausan en un solo destino: proveer de riquezas y beneficios a quienes ostentan el poder económico global.
Así de simple y pasmoso. La derecha asume su rol de opresor y actúa en consecuencia. La izquierda aun sigue pensando que hacer. Sigue temerosa y “culillúa” sin adoptar una postura firme y severa en contra de las acciones de la derecha. Aquel a que le caiga mal esta visión debería revisarse a fondo a ver si padece de “culillo” también. Si resulta que esta contagiado pues, que termine de pasarse a la derecha de una vez. A lo mejor, cuando vea que un soldado yanqui le coloque el cañón del M-15 en la cabeza y le espete en ingles “¡shut your fucking mouth, indian!!” se dará cuenta que todo lo que se advertía era cierto.
Ahora bien. Yo emplazo a todo el que se viste de rojo, o se dice izquierdista o comunista o socialista, a que levante de una buena vez la voz con potencia y exija acciones contundentes en contra del avance fascista de la derecha internacional y su imperio. Que dejemos para luego nuestras diferencias y nos unamos en una sola lucha.
Pensemos que ya el planeta no aguanta mas daño y que es una necesidad impostergable para la humanidad superar al capitalismo.
Pensemos que es más importante para nosotros: los resultados de la premiación del “oscar” o la supervivencia de nuestros hijos.
Señoras y señores: es su elección si siguen pensando en la “inmortalidad del cangrejo”, como decía mi abuela, o tomamos las riendas de nuestro destino y enfrentamos con fuerza al miserable imperio derechista que pretende eliminarnos. De nuestra definición depende si terminaremos en un mundo mejor donde el amor reine como forma de vida superior de la humanidad, o vamos a terminar dispersos, acorralados en una montaña recibiendo bombazos o haciendo fila en un estadio de futbol esperando por nuestro fusilamiento.
Dejemos ya, pues, el culillo y enfrentemos unidos la decisiva arremetida de la derecha imperialista mundial.
Joselares_w@yahoo.es

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