lunes, 21 de marzo de 2011

Cuando el destino nos alcance


Por: Henry Navas Nieves
Fecha de publicación: 21/03/11

El actual contra ataque del imperio tanto en oriente medio como en Latinoamérica parece estar en pleno apogeo, como era de esperarse se aplica la misma agenda, no parece en este sentido que haya innovación. La combinación de cerco mediático, creación del marco legal con la utilización de los organismos internacionales necesarios como la ONU, OTAN, OEA etc., según sea el caso, y la posterior intervención al mejor estilo de las películas de Hollywood, parece ser el formato a seguir. Es cuestión de tiempo, en fin de cuentas en la medida en que los recursos energéticos vayan mermando, los países poseedores de este recurso, o sus vecinos, serán colonizados, para ello se utilizaran a los lacayos internos, es decir, al sector de la población proclive a los intereses imperiales, como en el caso de Venezuela: la clase media, los manitos blancas de la juventud, y demás ONG creadas desde las diferentes instancias internacionales para tal efecto.
Entonces las variables frente a esta segura confrontación están de nuestro lado, del lado que se supone defiende o defenderá el proceso bolivariano.
 De tal manera, que el desarrollo de estos acontecimientos por venir está condicionado al comportamiento de los diferentes factores revolucionarios. De allí la importancia de su jerarquización y caracterización, veamos por ejemplo el estado en que se encuentra el movimiento popular, elemento sin el cual sería imposible pensar en la sobrevivencia de nuestro proyecto, mucho menos la resistencia ante los embates del imperio, como se demostró durante el golpe de estado del 2002, el sabotaje petrolero, la conspiración económica etc. Para nadie es un secreto el estado de dispersión y retraimiento, por decir lo menos, en que se encuentran las organizaciones del movimiento popular, los sindicatos, las frentes estudiantiles y juveniles, comunidades, campesinas y toda esa rica y diversa gama de agrupaciones presentes en la sociedad venezolana de vieja data, en lucha permanente contra una burocracia suicida que pretende controlar toda expresión soberana de participación y protagonismo.
Por otro lado tenemos a la vanguardia surgida de las luchas del pueblo, me refiero a los partidos, más específicamente al PSUV, el cual del mismo modo se encuentra postrado frente a la burocracia, quien impone discrecionalmente del nombramiento de los cuadros de dirección en estados, municipios y parroquias del país, haciendo a un lado desde la constitución bolivariana, los estatutos del partido,  hasta las 5 líneas estratégicas propuestas por el presidente.
Por último está el estado, nacional, estatal o municipal, el cual, como es lógico suponer reproduce el modelo capitalista que lo creo, por ello en su seno conserva, incluso en cargos de dirección, a  personajes abiertamente defensores del neoliberalismo y de los partidos y organizaciones defensores de este paradigma. Estoy hablando de todo ese estado que se rehúsa a ser controlado por el movimiento popular, que bloquea la posibilidad de que la vanguardia le imprima contenido político e ideológico a la gestión gubernamental, ese estado burgués al que tenemos que transformar. En esto se nos va la vida, las campanadas han sido numerosas, la última de ellas fue el 26 de septiembre del 2010, solo hacemos votos por estar preparados para cuando el destino nos alcance.

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