viernes, 25 de marzo de 2011

Confesiones y ausencias en El Paso


Por: Iroel Sánchez
Luego de que el jurado presente en el juicio a Luis Posada Carriles en El Paso, Texas, escuchara la grabación de la entrevista que este concediera al diario The New York Times, el interrogatorio del abogado defensor de Posada a la autora del célebre reportaje no pudo evitar que quedara establecido el papel del acusado en la ola de bombas que sacudió a La Habana en 1997, pero el exagente de la CIA no es el único incriminado por sus orgullosas confesiones.
En junio de 1998, Luis Posada Carriles sostuvo una entrevista con la periodista Ann Louise Bardach, del diario The New York Times, de la cual forma parte el siguiente intercambio:
“Bardach: Usted es como el jefe.
“Posada: Sí.
“Bardach: El autor intelectual.
“Posada: Compartimentalizado. Los conozco a todos, pero no me conocen a mí.
“Bardach. Entonces me decías que tu intención era asustar a los turistas.
“Posada: Sí
“Bardach: No matarlos.
“Posada: Claro.
“Bardach: Pero uno murió, usted sabe.
“Posada: Sí. Pero ¿sabe usted que pasó?
“Bardach: No.
“Posada: Sesenta pies de distancia. Había un pobre hombre en una silla.
“Bardach: Sí.
“Posada: Y pedazos pequeños…
“Bardach. Esquirlas.
“Posada: y… le cortó la yugular. Es el más fatal del mundo. No pasó nada, pero le cortó la yugular. Triste, vaya. Es triste, porque no fue intencional, pero no podemos parar porque umm, ese italiano estaba en el momento equivocado en el lugar equivocado.
“Ese italiano”, se llama Fabio di Celmo y su muerte, a consecuencia de la serie de atentados con bomba organizada por Posada Carriles en 1997 contra Cuba, ha estado rondando por varias semanas la sala donde se juzga por perjurio a Luis Posada Carriles. El fragmento citado forma parte de la grabación de la entrevista que los miembros del jurado en El Paso, pudieron escuchar durante el testimonio de Bardach ante el tribunal en las más recientes jornadas de un proceso que ya rebasa los dos meses. A pesar de un agresivo contrainterrogatorio del abogado defensor de Posada, la reportera del Times sostuvo que durante su diálogo de 1998 con “el jefe”, este le respondió que sí ante una pregunta sobre si estaba orgulloso de los atentados.
Si existiera justicia en este mundo, sería el momento para transformar el juicio por mentiroso contra el acusado, en otro por terrorismo y asesinato. Pero el gobierno norteamericano tiene límites muy claros en su acusación, porque como dijo el abogado de Luis Posada Carriles al inicio de este proceso, su defendido ha sido “un aliado de toda la vida” de Estados Unidos, y su participación en las más oscuras operaciones de la CIA contra Cuba actúa como un chantaje que sus antiguos socios no están dispuestos a enfrentar.
En la grabación de la entrevista se escucha a Posada Carriles confesarle a Bardach que el entonces presidente de la Fundación Cubano Americana, Jorge Más Canosa, “dijo que cada vez que yo necesitara dinero—$10,000, $5,000— me lo manden” y también que  “Todo pasaba por Jorge (Mas Canosa). Él es quien lo manejaba todo”. La Fundación Cubano Americana (FNCA) es una organización creada desde el gobierno norteamericano durante el mandato de Ronald Reagan. La FNCA ha sido central en el impulso a las leyes que han recrudecido el bloqueo norteamericano contra Cuba y en la llegada al Capitolio de Washington de varios congresistas cubanoamericanos; desde su creación, todos los presidentes norteamericanos –incluyendo el actual- la han visitado en su cortejo al voto cubano del Sur de la Florida.
Y es que si existiera justicia en este mundo, a Luis Posada Carriles lo juzgarían por terrorista y no por perjurio, pero junto a él estarían en el banquillo demasiada gente poderosa en Washington y Miami que también tienen las manos manchadas de sangre…

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